VALÈNCIA. 2020 ha enfriado al Valencia de Albert Celades. Si bien es cierto que en Mestalla el equipo sigue sin perder y ha ganado los tres encuentros que ha disputado como local en el nuevo año, la buena versión en la victoria ante el Barça dista mucho de la imagen mostrada en otros triunfos locales. Tanto es así que ese partido se puede considerar una excepción: los duelos ante Eibar y Celta se resolvieron por la mínima y con sensaciones tambaleantes.
Eso sí, al Valencia le cuesta horrores actuar a domicilio. No solo sacar puntos, sino plantar cara al rival y opositar al triunfo. Las dos salidas de Liga en 2020 fueron dos "lapsus" -como han asegurado diversos futbolistas repetidamente tras la debacle de Son Moix - frente a Mallorca y Getafe. Pero en los tres duelos de Copa también se ha evidenciado una versión muy alejada de las mejores puestas en escena de los hombres de Celades. De hecho, solo se consiguió ganar en Logroño, en un deslucido partido de los blanquinegros.
Este año ha comenzado de manera inversamente proporcional a cómo arrancó el pasado. Después de una retahíla de malos resultados del equipo de Marcelino, la llegada de 2019 sirvió para limpiar la mente e iniciar un nuevo rumbo, que terminó con la espectacular escalada en La Liga.
Sin embargo, el combinado de Celades ha involucionado. Aunque desde que atarrizara el andorrano el Valencia ha sido una montaña rusa de resultados, lo cierto es que 2019 concluyó con sensaciones alagüeñas de cara al futuro. Las victorias en los derbis, la clasificación para los octavos de Champions en Amsterdam y el empate ante el Real Madrid daban forma a una buena racha en datos y en impresiones con respecto a los nuevos retos.
Incluso el empate en el último suspiro en Pucela invitaba a la parroquia valencianista a ser positiva pese a la endeble imagen de los suyos. Pero la Supercopa devolvió al valencianismo a la Tierra y sirvió como punto de caída de un equipo que sigue sin encontrarse.
La del Coliseum fue la séptima ocasión en la que el cuadro de Celades recibe tres o más goles en un encuentro. Este dato contrasta significativamente con el balance del año pasado en este sentido: hasta abril, ningún equipo logró endosarle tres goles al Valencia. Fue el Atlético de Madrid en el Metropolitano (3-2), en la jornada 34 y en un choque en el que los de Marcelino no perdieron la cara al partido a pesar de firmar una actuación no demasiado lúcida.
Por el contrario, la del sábado no es la primera vez este curso que el Valencia entrega la cuchara y renuncia al partido de manera tan evidente. Ocurrió en el Camp Nou (5-2), aunque en un partido poco achacable al trabajo de Celades por ser su primera aparición en mitad de una profunda crisis institucional. Eso sí, el equipo también se ha visto desbordado ante el Ajax en Mestalla, en Pamplona, en Arabia y en los dos últimos grandes tropiezos antes mencionados.
Además, si la campaña pasada el Valencia cerró La Liga con 35 goles encajados, esta ya acumula 32 a 14 fechas del final.
El Valencia este año ha vivido de su efectividad en línea de ataque. Aunque los datos defensivos han empeorado visiblemente con el técnico andorrano al mando, las estadísticas ofensivas han hablado hasta ahora a su favor. De hecho, es de los equipos del campeonato con mejor promedio de ocasiones por gol.
Sin embargo, el Valencia se quedó sin mojar ante el Getafe y es la primera vez que ocurre esta temporada en la competición regular. Hasta ahora el Valencia, con Celades en el banquillo, había marcado en todos los partidos de Liga. Incluso en el ridículo de Son Moix, Ferran terminó anotando el gol del honor.
En el resto de competiciones, el Valencia se ha quedado a cero dos veces: en el 0-3 ante el Ajax en Champions y en el 0-0 ante el Cultural Leonesa en Copa del Rey.