VALÈNCIA. Ahora a por la Copa del Rey. La temporada del Centenario está siendo una de esas que quedarán grabadas en la historia de la entidad por todo lo vivido. El Valencia de Marcelino ha peleado contra viento y marea y puede redondear una temporada para el recuerdo volviendo a conquistar un título once años después.
Pocos sectores del valencianismo apostaban por un final de campaña como el que ha ocurrido. Si alguien ha creído hasta el final ha sido un vestuario que ha tenido fe ciega a lo que hacía junto a Marcelino. El tiempo les ha dado la razón. El Valencia volverá a jugar la Champions League la próxima temporada, el objetivo de la entidad para seguir con su recuperación económica y también deportivo para formar un equipo todavía más potente el siguiente curso.
Cuarta posición, semifinales de Europa League y la posibilidad de conquistar la Copa del Rey el próximo 25 de mayo en el Benito Villamarín, un guión de película para un Centenario de 'infarto' que viene marcado por varios momentos que han marcado el crecimiento del Valencia. El gol de Piccini contra el Huesca, el gol de Rodrigo en Balaídos, la remontada ante el Getafe o la clasificación 'in-extremis' en Krasnodar ha convertido a este grupo en un experto en jugar sobre el alambre, con finales desde el mes de enero.
Otro de los nombres propios de este desenlace reside en la figura de Mateu Alemany. El director general resistió las dudas de Meriton respecto al futuro de Marcelino en el club tras el mal inicio y ha sido el gran triunfador en la cúpula valencianista a ojos de un Peter Lim al que también se le vio radiante, bajando al vestuario para felicitar personalmente a una plantilla que ha obtenido la recompensa a su tremenda fe.
Respecto al encuentro, el Valencia saltó al campo atenazado y con nervios por lo que se estaba jugando. Era la antítesis de su rival, al que se le veía liberado y sin presión tras haber conquistado su objetivo la semana pasada. Dos palos y algunas intervenciones de Jaume de mucho mérito reflejaron la dureza de una temporada que no ha dado un respiro al Valencia. Los de Marcelino penalizaron dos errores terribles del Valladolid para agarrar un triunfo que le permite afrontar la final de la Copa del Rey con la moral por las nubes.