VALÈNCIA. Desde su irrupción en el primer equipo, la figura de Kang In Lee ha levantado cualquier cosa menos indiferencia. La figura del surcoreano siempre ha sido el centro de múltiples debates que confrontan a quienes tiene una fe ciega en el talento del asiático, y quienes no reniegan de sus cualidades, pero simplemente reclaman una mayor paciencia con su proceso de maduración como futbolista. Entre los primeros se encuentran los hinchas, entre los segundos gran parte de la crítica especializada y la totalidad de los entrenadores que ha tenido en el primer equipo.
Es absolutamente indiscutible que el coreano fue decisivo para conquistar los tres puntos ante el Celta. Suyo es el pase al espacio a Maxi que acaba en la expulsión de Rubén Blanco, y suyo es también el pase que filtra entre líneas a Manu Vallejo para inaugurar el marcador en el descuento del partido.
El peor favor que se le puede hacer al surcoreano es sobreexponerlo al ruido de la propaganda con el consiguiente efecto rebote. El episodio veraniego de la adjudicación a la fuerza del dorsal 10 por parte del máximo accionista, o los constantes vídeos de alguna jugada vistosa en entrenamientos o calentamientos de los partidos con los que el club inundaba sus cuentas oficiales en redes sociales acabaron por cansar al asiático, quién -huyendo de un conflicto que él no había generado- rechazó el dorsal por respeto al vestuario y empezó a hartarle que personalizaran en él en los vídeos. Su renovación se encuentra absolutamente estancada y este verano puede ser uno de los futbolistas que se planten en las oficinas del club con ofertas para cambiar de aires pese a que el club pretendía que fuera su bandera de futuro. El escenario ha variado y ahora al club, por su momento económico, también podría interesarle traspasar a Kang In en el próximo mercado.
Esa tranquilidad dio su fruto el sábado. Quizá fue el partido más completo de Kang In desde que comenzó a jugar con el primer equipo. Lastrado por la idea de Javi Gracia de que no puede tener dos jugadores que tengan poca capacidad de sacrificio sin pelota en el once, el castigo de Gonçalo Guedes tras su esperpéntico encuentro en Madrid fue aprovechado por el talentoso media punta, hasta el punto que el propio entrenador navarro dijo en el post partido que: "Los jugadores se dan la razón a sí mismos, Kang In lleva tiempo pidiendo paso porque entrena a un nivel muy alto".
El peor favor que se le puede hacer a un jugador tan joven como Kang In es elevar a la categoría de obra maestra cualquier rasgo positivo de su juego. Si bien es cierto que -antes del encuentro ante los gallegos- el Valencia había ganado sólo cinco partidos y en cuatro de ellos el surcoreano había salido de inicio, tampoco es menos realidad que las jugadas decisivas para anotar dichos triunfos se produjeron en tres ocasiones una vez el futbolista fue sustituido y ya no se encontraba sobre el terreno de juego (ante Levante, Real Sociedad y Valladolid).
Ante el Celta fue diferente, Kang In fue determinante y decisivo por aportación y por el momento del partido en el que ofreció las soluciones. No sólo fabrica la jugada clave que encarrilla el partido -la de la expulsión de Rubén Blanco- sino que es el factor diferencial en la jugada que abre el triunfo filtrando el pase entre un montón de defensas para que anote Vallejo, y lo hace en los minutos finales del partido -concretamente en el descuento-.
La esperanza es poder ver más a menudo ese tipo de acciones. Para ello es necesario que el surcoreano disponga de más minutos y también que se los gane. Si es capaz de dotar de continuidad su juego, el Valencia CF podrá comenzar a respirar con tranquilidad.