VALÈNCIA. Rodrigo Moreno recogió esta mañana sus pertenencias personales del lugar que han ocupado durante los cinco últimos años en el vestuario de la Ciudad Deportiva, se despidió de compañeros y empleados, y sin participar en el entrenamiento matinal abandonó Paterna sin hacer declaraciones; no iba a desvelar nada nuevo ya que su futuro estaba decidido como jugador del Atlético de Madrid.
A cinco días de comenzar la liga y a diecinueve para cerrar el mercado de fichajes, el proyecto deportivo del Valencia CF recibe un impacto de consideración propiciado por el propietario del club, quien prioriza el negocio de compra y venta de jugadores para el cual adquirió en su día el club, y por el propio futbolista quien, pese a disponer de un entorno que ha maquillado sus pretensiones de huida, no ha dudado en tomar las de Villadiego a la hora de cambiar Valencia por Madrid.
No olvidemos que en las horas previas a su salida, el entorno del futbolista, contactado por plazadeportiva.com, afirmaba sin reparos que “el Valencia CF es un club para estar muchos años en él”.
Lo que queda claro es que la cumbre de Singapur marcó un antes y un después y que hoy parece clara la pérdida de poderes del entrenador y del director general a la hora de la toma de decisiones en el plano deportivo.
Mateu y Marcelino se han quedado sin capacidad de respuesta y muy tocados a la hora de proyectar un equipo que pueda competir y darle a los aficionados las alegrías que le proporcionaron al final de la pasada campaña.
Este Valencia sin delantero titular y sin lateral izquierdo para el primer partido de liga no emite los mejores presagios posibles. Sólo paliaría una parte del desencanto que el club encontrara un sustituto del agrado del entrenador (Thauvin, Werner), sin embargo la llegada de Mangalá y el frenazo al fichaje de Jaume Costa no conducen excesivamente al optimismo.
Lim vuelve a dejar patente para qué compró el Valencia CF y cuál es su orden de prioridades. Para apuntalar la plantilla que le ha repuntado el negocio y ha conseguido un título, el club ha realizado un intercambio de porteros (coste y ganancia cero), ha gastado 15 millones más Santi Mina y Jorge Sáenz para traer a Maxi Gómez, ficha libre a Mangalá, y pretende la cesión de Jaume Costa.
Salvo que haga un fuerte desembolso económico por un delantero que minimice la marcha de Rodrigo (alrededor de 60 millones de euros de caja), lo gastado hasta ahora no parece una inversión de enjundia suficiente como para mantener un club en algo más que no sea un estado permanente de compra y venta de futbolistas sin más ánimo que el del lucro y en el que tiene poca trascendencia el hecho de ganar una Copa del Rey o quedar dos años seguidos en Liga de Campeones.
La tercera pata de todo este asunto es en qué posición queda el binomio Mateu-Marcelino. El propio entrenador manifestó el viernes pasado que tenía la sensación de que Rodrigo se iba a quedar y de que (Marcelino) estaba más feliz que la semana anterior. O ya contaban con la venta del delantero y trabajan con libertad para elegir sustituto (con lo cual la venta de Rodrigo no pasaría de ser un “mal necesario”) o viene algún futbolista impuesto por Mendes, lo cual abriría una crisis permanente y definitiva (del mismo modo que si no se cubre de ninguna manera la marcha del hispano brasileño).
La única realidad es que Rodrigo se marcha al Atlético de Madrid por cerca de 60 millones de euros a cinco días de comenzar la liga. El resto lo iremos conociendo a partir de ahora.