El verano pasado Marcelino volvió a intentar el fichaje de Javier Bejarano pero se encontró de nuevo con la oposición del dueño del Córdoba, que reclamó el importe de los años de contrato que todavía le quedaban por cumplir al doctor en el equipo andaluz en concepto de traspaso si el Valencia quería hacer la operación.
VALÈNCIA. Celoso de su intimidad y partidario de trabajar siempre rodeado del mayor número posible de gente de su entera confianza, Marcelino García Toral, técnico del Valencia, ha ido rodeándose en los últimos meses de un amplio número de colaboradores que le hacen más fácil su día a día y que le permiten centrarse exclusivamente en lo que sucede en el campo de entrenamiento. Con el plácet del propietario Peter Lim, del presidente Anil Murthy y del enigmático Kim Koh, una especie de comisario político de Lim, Marcelino ha ido sumando efectivos paulatinamente a su nutrido grupo de ayudantes. Los últimos, el reputado doctor asturiano Toño Maestro y el scout de la Juventus Pablo Longoria.
Marcelino tiene bajo control la parcela médica, con Toño Maestro y Pascual Casañ, y desde hace un mes, momento en el que se incorporó Longoria, también monitoriza la dirección deportiva auxiliado por su agente Eugenio Botas y por el director general Mateu Alemany.
Para reforzar los servicios médicos del primer equipo, Marcelino intentó fichar el pasado verano a su llegada a Valencia a Javier Bejarano, jefe de los servicios médicos del Córdoba CF. El asturiano coincidió con Bejarano cuando era técnico del Real Zaragoza en la temporada 2008-09 y en la 2009-10, y apostaba por su fichaje para remodelar y reorganizar los servicios médicos del Valencia.
En la etapa de Marcelino en La Romareda, Bejarano era colaborador externo de los servicios médicos del cuadro maño. La situación de Bejarano es idéntica a la que realiza ahora en el Valencia el doctor Toño Maestro. Bejarano era el jefe de los servicios médicos del Córdoba y compatibilizaba ese cargo con el de asesor médico del conjunto aragonés. En el Zaragoza se encargaba de los asuntos de nutrición, recuperación de jugadores y asesoramiento fisiológico. Bejarano viajaba un día a la semana a Zaragoza desde Córdoba y esa jornada su puesto era cubierto por otro médico en el conjunto andaluz.
Los caminos de ambos se separan cuando Marcelino es destituido en diciembre de 2010 tras conseguir el ascenso a Primera en el curso anterior pero el técnico anota el nombre del médico para el futuro.
Marcelino llega a Villarreal en 2013 y trata de acometer la incorporación de Bejarano, que seguía siendo el jefe de los servicios médicos del Córdoba, puesto que todavía desempeña. Cuando el técnico le hace la oferta para formar parte de la tripulación del submarino amarillo, Bejarano se lo comunica al propietario del club cordobés Carlos González, que reacciona blindando al médico con un contrato de diez años bien remunerado.
El verano pasado Marcelino, nada más llegar a Paterna, volvió a intentar el fichaje de Bejarano pero se encontró de nuevo con la oposición del dueño del Córdoba, que reclamó el importe de los años de contrato que todavía le quedaban por cumplir al doctor en el equipo andaluz en concepto de traspaso si el Valencia quería hacer la operación. Marcelino no insistió y diseño su cuerpo médico fichando a Pascual Casañ, con el que trabajó en el Villarreal, y manteniendo a Luis Silvestre, que ya estaba en la plantilla. Luego aconsejó al club que cerrara un acuerdo con Toño Maestro, jefe de los servicios médicos del Sporting de Gijón, como asesor externo. El pasado mes de enero Carlos González vendió el Córdoba a Jesús León pero Marcelino ya no ha vuelto a llamar. Bejarano, que estaba de acuerdo en firmar por el Valencia para subir un peldaño más en su carrera, se ha quedado dos veces en puertas de trabajar con Marcelino.
El Doctor Bejarano es un reputado especialista en Medicina del Deporte de la ciudad de Córdoba. Con casi 15 años de experiencia, está especializado en los tratamientos de traumatología deportiva, reconocimiento médico deportivo, ozonoterapia, lesiones deportivas, factores de crecimiento y terapia celular, entre otros. Desde 2004, es el Jefe de los Servicios Médicos del Córdoba Club de Fútbol, labor que combina con la práctica privada como médico deportivo en la Clínica El Brillante de Córdoba.
Marcelino ha tejido una tela de araña con él en el centro desde la que fiscaliza cualquier aspecto relacionado con el primer equipo. El apoyo del club a esta forma de poder absoluto en manos del entrenador ha sido decisiva. En el Villarreal ya ejercía de un modo similar. La fórmula del Marcelinato, en todo caso, funciona. El equipo camina como un tiro hacia la Liga de Campeones y apunta a batir el récord de puntuación del club en una Liga de 20 equipos, que poseen Rafa Benítez y Nuno Espirito Santo con 77 puntos. Marcelino, al mismo tiempo, está a punto de mejorar sus números como técnico en una segunda vuelta. Está, a falta de nueve jornadas y 27 puntos en juego para el final de Liga, a nueve puntos de igualar el registro de 28 que totalizó en el Racing en la segunda vuelta y a solo cinco de empatar los 64 puntos finales que registró en su mejor temporada en el Villarreal, la 2015-16.