La incorporación de Dorochenko, facilitada enormemente por Casadevall, es una fresca noticia que convertirá la preparación de los equipos de cantera en algo matemático. En algo científico. Y el deporte profesional tiene mucho de eso...
VALÈNCIA. Paul Dorochenko es un tipo raro. Es un hombre criado entre Rusia y Francia que, cuando Federer andaba aún decidiendo si se dedicaría al tenis, le dijo al suizo que sí. Es veterano pero se mantiene activo. Tuve la suerte de trabajar con él codo con codo durante el tiempo suficiente como para saber que lo que él hace está sólo al alcance de unos pocos.
Sonreí como un niño pequeño cuando me enteré que el Valencia Basket lo había fichado para ayudar en la formación de cantera. Paul lleva años diciendo que lo importante en la formación deportiva de un niño es descubrir cuáles son sus puntos fuertes. La literalidad y todo eso que él domina. Un sistema bastante complejo de confeccionar pero que, una vez se pone en marcha, sólo da como resultado una optimización de resultados bastante notable.
Si a la bestialidad que ha hecho el Valencia Basket en la Alquería, se le añade también la mejor formación y capacitación de técnicos y jóvenes, podemos afirmar sin rubor que es, con diferencia, la mejor instalación de baloncesto base del mundo. En Estados Unidos están a años luz de tener algo así. Y en Europa no se le ocurre a nadie. El equipo de Juan está en la buenísima dirección para ganar títulos en los próximos años. Para dominar Europa. Para ser el equipo frontera de los jóvenes antes de dar el salto a la NBA.
¿Por qué? Porque cuando un niño de 12 años despunte, qué se yo, en Eslovenia, y su familia tenga que elegir dónde irá cuando los clubes de media Europa se lo disputen, ver todo lo que el BVC hará por ellos deberá decantar la balanza en la mayoría de los casos. El próximo Doncic. O el próximo Navarro, que no se abandonarán los productos nacionales.
La incorporación de Dorochenko, facilitada enormemente por Casadevall, es una fresca noticia que convertirá la preparación de los equipos de cantera en algo matemático. En algo científico. Y el deporte profesional tiene mucho de eso. No creo que en los próximos 5 años haya mejores y más preparados jóvenes que los que entrenen en L’Alquería.
Y sí, claro, como consecuencia, la primera plantilla del equipo se verá beneficiada. Y cuando de joven despuntas, de profesional tienes madera para hacerlo en la mayor parte de los casos. Sobre todo cuando el talento se trabaja con manos como las de Dorochenko.
Apunten. Por sus manos han pasado varios jugadores NBA, números 1 de la ATP, pilotos que ganan millones en las parrillas de la F1…. y ahora, también los chavales de L’Alquería. Cultura del esfuerzo sí. Pero también las mejores armas.