VALÈNCIA. Bajar a Segunda División nunca es fácil. Los clubes deben afrontar numerosos cambios y superar dificultades que en Primera División no existían o no eran tan relevantes. Uno de estos problemas es la pérdida de aficionados que acuden al estadio a animar al equipo. El Levante vio cómo, a pesar de lograr superar la barrera de los 14.000 abonados, el registro de espectadores del pasado viernes frente al Huesca fue uno de los más bajos de los últimos años en el feudo levantinista.
La asistencia total al partido fue de 12.677 espectadores, la cifra más baja desde el 10 de junio de 2017, curiosamente en un partido también contra el club oscense. Aquel encuentro correspondía a la última jornada de la Segunda División en la que el club de Orriols tan solo se jugaba su condición de invicto como local, ya que había logrado el ascenso hacía más de un mes. El partido terminó 1-2 a favor del Huesca, que gracias al triunfo cosechado en Valencia pudo optar a una plaza en el playoff de ascenso.
Más allá tal anécdota, es cierto que en la campaña pasada hubo tres enfrentamientos -contra Real Madrid, Rayo Vallecano y Celta- que tuvieron una asistencia inferior a la registrada el pasado viernes, aunque cabe que recordar que aquellos partidos estuvieron condicionados por las restricciones de aforo por la Covid-19 -primero del 40 % y después del 60-. Caso similar al único partido con público de la temporada 20/21, en la que tan solo 4.900 aficionados acudieron al encuentro frente al Cádiz.
No obstante, en la comparación de este debut en Segunda División con el anterior se puede observar que las cifras de asistencia han aumentado. Y es que el primer enfrentamiento del Levante en el Ciutat de Valencia frente al Alcorcón en la temporada 2016/17 tuvo un aforo total de 10.133 asistentes, más de 2.000 personas menos que el partido frente al Huesca de este pasado viernes.
Aquel curso fue cuando el club de Orriols instauró por primera vez la política que permitía que si un abonado acudía a un determinado número de partidos, el club recompensaría al mismo con la gratuidad del abono la temporada siguiente. Esta medida se prolongó hasta el curso 2021/22, lo que hizo que la masa social del club se fortaleciese y que en todos los partidos hubiese un aforo consistente.
El estadio granota tuvo en esa temporada, una media de aficionados asistentes de 12.038, una de las más altas de la competición. Este hecho ayudó en gran medida a que el Ciutat de Valencia se convirtiera en un fortín, con un balance de 17 victorias, 3 empates y tan solo una derrota. Repetir el resultado de aquella campaña es hoy un sueño, mientras tanto el obejtivo es que el Ciutat presente una mejor cara en adelante.