VALÈNCIA. El Elche ha recurrido a un perito judicial experto en el lenguaje facial para demostrar en sus alegaciones que su jugador colombiano Johan Mojica, expulsado el pasado sábado ante el Valencia, no insultó al colegiado del partido y así evitar una posible sanción grave, según ha desvelado este miércoles el presidente de la entidad, Joaquín Buitrago.
Mojica fue expulsado, según el acta, por llamar “hijo de puta” al colegiado Miguel Ángel Ortiz Arias, si bien el club pretende demostrar con imágenes y con la intervención de este experto que el jugador no dijo exactamente eso, ni tampoco se dirigió al colegiado, para evitar ser sancionado con al menos cuatro partidos.
“Queda claro que el jugador no dice lo que pone el acta. Hemos tenido que recurrir a un experto como los que trabajan en los tribunales de Justicia para dejar claro que no profirió ese insulto”, explicó Buitrago.
El presidente admitió que el club sabe que “son pocas las opciones de éxito porque no se suele modificar el criterio del árbitro”, pero confió en que se dediquen “cinco o diez minutos a analizar la acción tras el informe pericial y las imágenes”.
“Si no se ha cometido un crimen, no tiene por qué haber sanción”, insistió Buitrago. “Los árbitros deciden en uno o dos segundos y puede pensar que se le ha insultado. Un malentendido puede ocurrir en cualquier momento”, argumentó.
Buitrago no descartó que en el caso de que se confirme la sanción el club pueda presentar un nuevo recurso, si bien precisó que si no les dan la razón, "no se presentará un copia-pega”.
En este sentido, el presidente defendió que el club hubiera tomado las mismas medidas con Javier Pastore, expulsado y sancionado con cuatro partidos por insultar al árbitro.
“Fue distinto. Si lo has dicho… Seguro que no había carga peyorativa ni ánimo de ofender, pero si lo ha dicho, lo que no se valora es el cómo”, explicó.
Por último, Buitrago admitió que desde el club se está intentando calmar a los jugadores, muy molestos por los últimos arbitrajes. “Hay que tener la cabeza fría, no hay que hablar porque al final una sanción de dos o tres partidos perjudica a todo el equipo, pero no podemos vivir al margen de la realidad y de la tensión con la que se juega”, explicó.
“Procuramos inculcarles esa filosofía de no protestar y no preferir ningún tipo de insulto, pero con el calor del momento…”, concluyó.