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la folgatinha / OPINIÓN

No es LaLiga, es Florentino

27/05/2023 - 

VALÈNCIA. El jueves en Mallorca un grupo de seguidores del Valencia paseó hasta llegar a Son Moix una pancarta, cuya fotografía ilustra esta opinión, y cuyo mensaje, certero, he copiado para titular. No sé quiénes son sus autores, ni quién la colgó en redes sociales. Me llegó por wasap. ¡Bravo! Visto lo visto, fue lo mejor de un partido decepcionante que el equipo del murciélago echó por el desagüe.

"No es LaLiga, es Florentino", se lee en la pancarta. Los que defienden al presidente blanco lo ven como un filántropo, un mecenas, un ilustrado de la sociedad que ha intervenido en el Real Madrid para convertirlo en el mejor club del fútbol e incrementar su riqueza. Es un benefactor, un ser de luz. 

Sus acólitos ridiculizan la otra vertiente. La del villano de manual, que bajo su imagen social de persona piadosa esconde un Darth, un señor oscuro de la orden Sith, como sucede en Star Wars. Vamos, un medrador.

Sin embargo, de lo que no hay duda, es que el señor ACS es un poder fáctico en este país, que influye tanto en la esfera político-económica como en el fútbol. Poderes fácticos con capacidad de presión para alterar el curso de los acontecimientos están la Iglesia, el Ejercito, la Banca y, en España, Florentino Pérez. 

También los medios de comunicación son un poder fáctico. Esta semana se ha demostrado. Florentino ha soltado a sus perros y desde la capital del reino ha despedazado a bocados al Valencia y a su afición. A alguno de esos mastines de 'Su Florentineza' lo invita aquí el CEU San Pablo (sic) a dar conferencias delante de los estudiantes de periodismo valencianos. 

La imagen deforme y manipulada del Valencia CF que se ha exportado esta semana al mundo, a través de las redes sociales y de los medios lacayos de Florentino, ha hecho mucho daño. Pobre Valencia. Un pelele sin voz, sin autoridad, sin gobierno. Un club en descomposición. 

Desde Singapur, Peter Lim ni siquiera ha pestañeado ante la DANA que ha embestido contra su club y lo ha hecho trizas a nivel global. Era su ocasión para subirse al ring con Florentino. Al fin y al cabo, para eso se compró un club. "Ser dueño del Valencia ha sido increíblemente bueno para poder hacer networking. Una vez estábamos comiendo, todos los propietarios (de clubes), en una de las finales de Champions... Tenías a jeques, reyes, mafiosos, negros, blancos y amarillos. Y estábamos discutiendo sobre: '¿Por qué compraste este jugador por tanto dinero? Éramos como niños... Este deporte hace que todo se iguale", dijo en mayo de 2021 en el Financial Times. Pero el bróker singapurense sigue ausente. Y su indiferencia desangra al club.

Mientras, en Valencia, la presidenta Layhoon Chan, envió a Javier Solís de apagafuegos y el departamento de comunicación redactó un par de comunicados blandos. Una respuesta muy contundente. Buen trabajo, presidenta. 

El más íntegro fue Diakhaby en Mallorca, reacio a posar ante la pancarta improvisada a toda prisa por RFEF y LaLiga, tras la reacción furibunda de Florentino y la mala sombra en Mestalla de Carlo Ancelotti, al que tenía por un caballero. Nico Williams, por poner un ejemplo de los últimos afectados por esta lacra social, debería haber hecho lo mismo. Ojalá todo esto sirva para extirpar el racismo del fútbol y combatirlo en la sociedad, pero la Federación y LaLiga se han puesto firmes a luchar por esta causa porque la víctima es Vinicius, porque el grito en el cielo lo pone Ancelotti, mintiendo, y porque Florentino azuza a sus perros y pone en marcha su red de influencias en vísperas de una jornada electoral. ¿Diakhaby, no y Vinicius, sí? ¿Es selectiva la lucha contra el racismo?

En apenas 48 horas, 'Su Florentineza' ha movilizado a la Fiscalía General del Estado, a la Policía Nacional, ha puesto a tiritar al presidente de la RFEF, Luis Manuel Rubiales; ha marginado a Iglesias Villanueva, ha puesto a bailar al bravucón de Javier Tebas, presidente de LaLiga; ha mangoneado en Competición para retirarle la roja a Vinicius... y ha hecho pedacitos al Valencia. Por el camino, sus voceros y su entrenador han apagado el Cristo Redentor, y han conseguido que la prensa internacional, que no ha advertido la manipulación de audios y vídeos, desde Brasil hasta Finlandia, muerda el anzuelo.

Todo eso sin aparente esfuerzo. En bata, como tenía por costumbre Hugh Hefner. Y Laliga en calzoncillos, con todas sus vergüenzas al descubierto. Un bochorno. Cosas de Florentino subvencionando campañas y levantando pesas en el gimnasio de su influencia. 

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