VALÈNCIA. Es lo que hacen Casemiro y Busquets. Recuperan balones y deciden qué hacer con ellos. A veces los ceden a los futbolistas que deben armar el ataque, rápido o posicional, pausado. Y originan goles. En ocasiones el partido pide otras cosas. Son metrónomos. Entienden que requiere cada coyuntura y tratan de imponerlo a sus compañeros. En los últimos años, en Orriols hemos tenido a tres de lujo: Iborra, Lerma, Lukic. Hoy el Llevant cuenta con una infinidad de mediocentros pero sólo uno con el perfil necesario para dar ese equilibrio al equipo: Nikola Vukcevic. El problema es que, por lesiones o por falta de confianza, no ha tenido continuidad. Con ella ha sido imprescindible, determinante; como lo son todos los de su especie. Todos los equipos los tienen. Incluso los más atrevidos, los de un fútbol más alegre y despreocupado.
Hay quien cree que Radoja o Malsa tienen ese perfil, pero no es así. Tampoco Melero, un jugador que aún no ha mostrado su mejor versión, con alguien por detrás que le guarde las espaldas. Quizá Pablo Martínez y Pepelu sí. Con minutos. Con confianza. Ambos tienen un hambre desbordante. Como Cantero. Mueren en cada acción y el Llevant está, en este momento, muy necesitado de ese espíritu que encarna como nadie Roger Martí, marcando el camino a los chavales, vaciándose cada fin de semana, a sus 30 años.
Hay quien habla de falta de actitud. En lo que va de Liga no ha existido. Es mezclar velocidad y tocino. A veces los rivales son superiores. En algunas fases del partido, o en todo. Digan nombres: ¿quién mostró indolencia ante el Rayo? Nadie. El equipo se vació. Con más o menos acierto, pero con la actitud correcta. Sencillamente no dio más de sí. Ojo, porque diagnósticos erróneos conducen a remedios equivocados. No fallemos el tiro.
La planificación deportiva ha sido deficiente, esta plantilla mostró indolencia al final de la temporada pasada (con nombres y apellidos; ahí sí), Paco López comete errores, algunos persistentes … y encima se nos han ido seis puntos en los últimos minutos. Todo ello es un cóctel explosivo que genera frustración, pero que no puede justificarlo todo. Urge pausa y perspectiva. Sobra ansiedad. Hay, además, un atenuante de entidad: hasta ocho futbolistas en el dique seco, de los cuales seis podrían ser titulares.
Más allá de las bajas y del resto de defectos de este equipo (que también tiene virtudes), recuperar la senda de la victoria pasa por robar y pasar, por tener un ancla en el césped, alguien en la medular capaz de hacer algo tan sencillo en apariencia y tan complicado en la práctica. Algunos de los futbolistas más caros del mercado son quienes saben practicar esta función con desenvoltura. Y tener la calma y la paciencia para seguir sumando puntos mientras cambia la dinámica, se vacía la enfermería y vuelven a mostrar su mejor versión nuestros futbolistas más decisivos… También Mustafi debe coger el tono para lo que ha sido fichado: mejorar las prestaciones defensivas, junto al mejor Vezo.
Pese a todo los pesares hay plantilla para estar de mitad de tabla hacia arriba y Paco López acabará siendo capaz de sacar lo mejor de cada uno de estos futbolistas. Como acaba haciendo siempre, desde hace cuatro cursos.