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son dos de los casos en tela de juicio si la liga continúa en julio

El Valencia, pendiente de los contratos de Florenzi y Jaume Costa

15/04/2020 - 

VALÈNCIA. Mientras los campeonatos sufren severos cambios a causa de la crisis del coronavirus, el mercado de fichajes es otro de los puntos a tratar en el horizonte del fútbol. Si La Liga continúa en julio -el escenario más optimista por el momento y el que tiene entre manos la UEFA- los contratos de los futbolistas que se desvinculan de sus clubes el primero de ese mes quedarían en el limbo. Es el caso de Florenzi y Jaume Costa, que deberían estar de vuelta en Roma y Villarreal en condiciones normales, pero que se ven obligados a prorrogar su estancia en Mestalla mientras la competición esté en juego. 

La intención de FIFA a este respecto es mover el mercado de fichajes. Es decir, la ventana de transferencias estival, que habitualmente arranca el 1 de julio, ya no comenzará en esas fechas en las que las ligas nacionales todavía estarán disputando su desenlace en el mejor de los casos. Por lo tanto, según explicó en Tiempo de Juego el director legal de la FIFA, Emilio García Silvero, los futbolistas que cambien de club en esas fechas no podrán ser inscritos en sus nuevos equipos.

Y es que FIFA no puede prorrogar de manera unilateral los contratos de los jugadores que concluyan el 30 de junio, por lo que estos podrían abandonar sus clubes sin problemas. Eso sí, no podrán enfundarse otra camiseta. Esto significa que Florenzi y Jaume Costa, los dos futbolistas que militan cedidos en el Valencia, podrían poner rumbo a Roma y Villarreal, pero no podrían disputar ningún encuentro con esos clubes

Es por eso que los 42 equipos de la Liga de Fútbol Porfesional adoptaron este martes una postura firme en este sentido: no ven necesaria la ampliación de los contratos que venzan el 30 de junio, puesto que entienden que el espíritu de esos compromisos es "por temporada". En ese caso, el Valencia no tendría por qué entenderse con italianos y groguets para alargar la estancia de sus jugadores. En cualquier caso, los acuerdos se antojan sencillos y comprensibles: si no pueden jugar en sus clubes, lo lógico es que Roma y Villarreal den el visto bueno a extender los préstamos de Florenzi y Costa hasta que finalice el curso, ya que en caso contrario tendrían que asumir su sueldo durante ese período sin que pudiesen competir

Lo mismo le ocurre al Valencia en la dirección inversa. Jugadores como Jason Remeseiro, Toni Lato, Álex Centelles o Uros Racic han de regresar de sus cesiones el mismo día que los dos laterales valencianistas -a falta de negociaciones en posibles operaciones de mercado-, pero no se les permitiría ser inscritos en plantilla. Es decir, si Florenzi o Jaume Costa no ampliaran sus contratos y volvieran a sus equipos de origen en julio, Jason, Centelles o Lato no podrían cubrir los puestos en los laterales porque no hay mercado de fichajes y no se permiten nuevas inscripciones

El caso de Ezequiel Garay, que agota su contrato ese mismo 30 de junio, también entraría en esta fase de incertidumbre si la temporada se acaba durante el verano, aunque la lesión de larga duración del argentino hace más sencilla su situación -no estaría en condiciones de jugar aunque se desbloqueara su renovación-. Eso sí, existen vacíos legales en esa prórroga automática que sobreentienden los clubes en el caso de que un futbolista se niegue a ampliar su vinculación por razones de diversa índole.

Ezequiel Garay, durante el Valencia - Ajax de Champions League (Carla Cortés)

El Levante, en la misma tesitura

El levantinista por excelencia que se encuentra en esas condiciones es Borja Mayoral. El delantero, de gran importancia además para Paco López, debería regresar a la disciplina del Real Madrid al finalizar su cesión, pero tras la reunión informativa de La Liga los clubes entienden que es lógico que continúe en nómina hasta finiquitar la actual campaña, pese a que su firma está plasmada hasta el 30 de junio.

La FIFA presiona a los clubes para que se pongan de acuerdo en cuanto a los contratos de sus futbolistas ante la imposibilidad de dictaminar una obligación de alargue. No tiene potestad para extender contratos, pero sí para impedir nuevas inscripciones con la intención de mantener el mercado bajo control mientras los calendarios sufren cambios. 

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