El Valencia se atasca y se arrastra en el peor momento

VALÈNCIA. A falta de seis jornadas para acabar el campeonato y con la permanencia todavía por cerrar, el Valencia suma -con la del sábado- cinco jornadas consecutivas sin sumar un triunfo.

Decimocuarto, y con 36 puntos en el casillero, un solo triunfo parece que bastaría para alejar todos los fantasmas que han vuelto de golpe a rodear al conjunto de Javi Gracia. Sin embargo, los de Mestalla han visto frenada la racha de cuatro triunfos consecutivos en Mestalla que les había alejado de los lugares peligrosos de la tabla clasificatoria. Los dos últimos encuentros como local se cuentan por igualadas ante Real Sociedad y Alavés, teniendo siempre que ir a remolque en el marcador.

En el aspecto global, el Valencia no gana desde que se impusiera al Granada en Mestalla por 2-1 -posiblemente en el partido más completo de la temporada-. Eso fue en la jornada 28, desde entonces los de Javi Gracia suman tres empates -los dos ya referidos ante Real Sociedad y Alavés, y un tercero en el Villamarín ante el Betis- y dos derrotas. Ante Cádiz y Osasuna lejos de Mestalla. Han conseguido 7 goles pero han encajado 10, y además están perdiendo el golaveraje con todos los equipos que se encuentran en su misma lucha, la de la permanencia (Cádiz, Osasuna, Getafe), y con otros como el Elche habría que ir al general al estar igualado el particular.

Por si fuera poco, las sensaciones que da el equipo son peores en cada partido. El “al menos no hemos perdido” del capitán José Luís Gayà al término del encuentro ante el Alavés da una sensación del termómetro anímico de un vestuario que descansa sobre el tierno liderazgo de unos capitanes que intentan reconducir a una plantilla abandonada a su suerte entre la inacción y la nula preparación de sus dirigentes y la apatía de un entrenador más pendiente de intentar perder el menos dinero posible cuando llegue la hora de negociar su finiquito, que de guiar a sus futbolistas hacia el éxito.

En condiciones normales, hay partidos para pensar que el equipo puede lograr la victoria que le falta para atar la permanencia. Lo que le queda al Valencia es Barcelona en Mestalla en la jornada 34, luego el Valladolid visita Valencia en la 35, se viaja al Pizjuán en la 36; y en las dos últimas jornadas, se enfrenta a dos equipos más de la zona baja: en la 37 llega el Eibar, y en la 38 se viaja a Huesca.

En condiciones normales, cualquiera pensaría que los partidos de Valladolid y Eibar (quién sabe si ya descendido en esa jornada) son propicios para cerrar el sufrimiento de la presente campaña. Pero la realidad es que los encuentros ante Levante, Cádiz, Osasuna y fundamentalmente Alavés se encontraban en el mismo plano, y cada imagen ha sido peor que la anterior. Por eso nadie quiere pensar en jugársela en la última jornada en El Alcoraz ante un Huesca al que Pacheta ha agitado desde el banquillo para sacarlo de la condena que parecía segura. Para eso, habrá que ganar, al menos, un partido.