VALÈNCIA. Quiero dejar claro antes de comenzar que soy consciente de que con esta columna contribuyo un tanto al plan de Meriton de situar los focos donde no toca, pero el desgaste al que la gestión singapurense somete a sus empleados acaba por dar sus frutos.
Javi Gracia está tan hastiado con la situación que viene viviendo desde que aterrizó en Valencia que ya es incapaz de elegir el tono correcto del mensaje. Le ocurrió tras la victoria ante el Elche al sorprender a todos negando una información más que evidente sobre el peso que el apartado económico en su continuidad.
El viernes le volvió a ocurrir en la rueda de prensa previa al encuentro ante el Celta. Quizá alentado por la acogida popular que su valentía tuvo al principio denunciando los constantes incumplimientos de Anil Murthy y Lim en cuanto al proyecto deportivo hablado desde un principio, su transparencia ha acabado por mutar públicamente en unas muestras de apatía de las cuáles el principal perjudicado va a ser el propio entrenador navarro. Mostrar el rechazo (comprensible pero desubicado) por contestar si quería conocer a Lim no es una inteligente puesta en escena. Es más, en un club normal toda respuesta que no fuera un "sí" rotundo a la pregunta a si le preocupaba perder su puesto, hubiera desembocado en un despido instantáneo de no ser porque en la relación de esperpentos que colecciona uno más, tampoco iba a cambiar nada en este Meriton CF en el que todo vale.
Que conste que para mi ello no implica que Gracia no ponga todo lo que es capaz de dar de sí para sacar el equipo adelante. Pero puede suceder que eso no sea suficiente si no lo acompaña del ánimo correcto, y en los parámetros de apariencias en los que se mueve el fútbol la impresión generalizada cuando algo no le salga bien es que quiere forzar su despido. Y tampoco digo que ese no sea su objetivo último (de hecho ya dimitió y no se lo aceptaron), pero ni es el principal ni pienso que haya una causa-efecto entre la falta de consistencia e identidad del equipo y la colmada paciencia de Gracia para continuar en un proyecto en el que se le ha engañado reiteradamente. La pasadita de frenada le coloca en la tesitura de poder dar a entender que se desentiende de la entidad, y eso al aficionado -y es normal- le duele.
Porque miren, Gracia se pasó de frenada el viernes pero conviene no olvidar que quienes le vienen calentando para que lo haga son los primeros que faltaron al respeto a la entidad y mintieron respecto al proyecto, y esos vienen de Singapur.
PD: en este desgaste lleva las de perder siempre el técnico. Como en los dos próximos encuentros no haya minutos para los fichajes, la acusación de que no lo hace por estar enfrentado a la propiedad tapará el verdadero debate de la utilidad de los llegados en enero. Cuestión de tiempo.