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MESTALLA SE VUELVE CONTRA EL MÁXIMO ACCIONISTA 

Proyecto muerto 

3/01/2017 - 

VALENCIA. La mala racha que atraviesa el Valencia CF, según las palabras de la presidenta del club, Layhoon, a finales de diciembre provocó que el público que asistió este martes a Mestalla a ver la ida de los octavos de final de la Copa del Rey le pidiera al máximo accionista de la mercantil, Peter Lim, que se marche. Se lo pidió a Lim, a su presidenta, Layhoon, y al director deportivo, Suso García Pitarch. Y se lo pidió en varias ocasiones tras ver el enésimo ridículo del equipo en su estadio, esta vez al caer goleado por el Celta (1-4) en un resultado que hubiera sido mayor si los vigueses hubieran pisado el acelerador. 

Apenas 25 meses después de comprar el paquete accionarial mayoritario del Valencia CF, el 1 de diciembre de 2014, Peter Lim vio como la masa social valencianista le retiraba su confianza de manera pública. Del mismo modo que le otorgó esa confianza, que le dio la bienvenida y que creyó en él para construir un equipo ganador, este martes 3 de enero de 2017, pasará a la historia del mismo modo que pasaron los días en los que el estadio se reveló contra otros máximos accionistas como Paco Roig y Juan Soler. 

La experiencia hace pensar que lo que ocurrió este martes en Mestalla no es más que el principio del fin de un proyecto que lleva meses dando bandazos sin ningún sentido. En todas las anteriores ocasiones cuando el aficionado valencianista le ha retirado la confianza a un gestor, ha terminado siendo el motor que ha impulsado el cambio de gobierno en la entidad. Es algo cíclico. Es algo casi exacto en la historia valencianista desde que el Valencia CF se convirtió en Sociedad Anónima Deportiva. 

Peter Lim lo tenía todo a su favor para triunfar. Recogió un estadio eufórico, ilusionado y lleno de valencianistas deseosos de que el regreso a la Champions no fuera flor de un día. Aquella clasificación para la máxima competición continental fue por donde empezó a caerse el proyecto Lim. En aquel momento, el singapurense descubrió sus cartas y enseñó su plan real; Gestionar el club a golpe de SMS desde Singapur y confiar en su inseparable Jorge Mendes para hacer un equipo de jóvenes promesas que posteriormente ha ido vendiendo. Para ello, prescindió de la estructura deportiva que había y pese a que luego ha creado otra, maquillaje puro, para contentar al personal, ya nada a vuelto a funcionar.  

2016 ha sido el peor año en la historia del club en cuanto a números. 22 derrotas en 28 partidos. El club pasó de la Champions a pelear por no descender. La apuesta por Ayestarán, un técnico de perfil inexistente, porque no había entrenado en la élite, evidenció que Lim ya no tenía más ganas, o más dinero, de invertir millones en Mestalla y la llegada de Prandelli fue por la aclamación popular de un técnico de prestigio. La llegada de Prandelli fue como la de Suso por petición popular. Se reclamaba un director deportivo y un entrenador de prestigio. Los dos han sido meros empleados que no han tenido mando en el club, pero el italiano ha preferido no manchar su expediente al verse condenado al fracaso e irse. El valenciano sigue pese a que ayer Mestalla se ensañó con su figura. 

Las decisiones de Lim desde Singapur, y las no decisiones, han provocado un desgobierno total en el día a día de la entidad. Nadie manda, y todos mandan a la vez. Nunca hay un jefe. No hay una autoridad. La presidenta ha intentado presidir un club de fútbol como si fuera una empresa al uso. No sabe de fútbol y es negligente tener en el día a día a una inexperta total tomando las decisiones de un club de fúbtol. Ese ha sido uno de los principales problemas que ha tenido el club en los últimos tiempos. Únicamente el recién llegado, Anil Murthy, ha intentado poner algo de orden pero tampoco es una persona de fútbol. 

El desorden de las oficinas se ha trasladado al vestuario. La plantilla no empatiza con las personas de Meriton. Les ven como personas alejadas al fútbol y la desconexión entre jugadores y gestores es absoluta. Toda esa mezcla ha dado con el equipo al borde del descenso, con los gestores superados y con la afición retirándole la confianza a Peter Lim. El asiático tiene el 81% de las acciones del club y mientras él no quiera vender o alguien le quiera comprar por lo que él diga será el máximo accionista. Eso sí, la convivencia a partir de ahora entre Lim y el valencianismo va a comenzar a ser complicada. El proyecto está muerto y sólo un gran cambio en la gestión podría cambiarlo. 

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