¿Quién se hubiera imaginado hace unos meses que estaríamos a día de hoy viviendo situaciones tan difíciles y preocupantes? Es difícil de imaginar, pero es lo que nos toca vivir. Y solo hay que afrontarlo de una manera: con la mayor fuerza posible.
Lo más importante de todo esto es tener una rutina, un objetivo, algo con lo que tirar hacie delante, pensar en el futuro y, sobre todo, nunca desesperar. El deporte es una muy buena herramienta para ello, para sentirse que uno tiene objetivos, sentirse que uno tiene un propósito, para sentirse vivo.
Mi día comienza sobre las 7:30 o 8:00 de la mañana. Me encargo del Servicio Atendo de la estación de RENFE de Alicante. Mi principal objetivo, en la situación que estamos viviendo, es el de garantizar al 100% la accesibilidad de la estación para aquellas personas que, por motivos muy necesarios, necesiten desplazarse. Velamos en todo momento para que así sea.
No tengo una rutina diaria, nos tenemos que adaptar a cada situación ya sea deportiva, personal o labora. No tengo contacto físico con mi familia porque estoy constantemente fuera, desplazándome, así que hemos optado por vivir temporalmente alejados para evitar contagios. Es duro, pero no titubeo en tomar estas decisiones dada la gravedad de las repercusiones. Deportivamente, según las circunstancias que se presenten en el día, simplemente intento organizarme por la mañana o por la tarde.
Habrán momentos mejores, no hay duda alguna. Esto se recordará con tristeza por todas aquellas personas que nos han dejado, pero hay que mirar siempre adelante e intentar, si está en nuestra mano, sacar conclusiones de lo sucedido, aprender siempre y, en definitiva, ser crítico. A todo este conjunto de sucesos se le llama VIDA, y en esto tiene mucho que decir el deporte. Él nos ha enseñado a pasar malos momentos y también muy buenos, nos enseña a superar cualquier circunstancia y ahora más que nunca tenemos que sacar lo aprendido. Y decir: "Esto... lo superaremos todos juntos".