El viaje de Kocho: de entrar 'in extremis' en Castellón a dar la talla en el Levante

VALÈNCIA. Giorgi Kochorashvili es una de las sensaciones del actual Levante. Hombre importante en el engranaje de Javi Calleja en el 7 de 9 de arranque de campeonato, el georgiano vive hoy en un momento clave de su carrera desde que saliera del Suburtalo en 2017 rumbo a Girona. Ahora, y desde su aterrizaje en Buñol dos años más tarde, el nuevo '6' granota ha pasado casi en tiempo récord de ser una pieza capital en el Atlético Levante a encontrar sitio en el primer equipo, pasando por etapas de más dudas cuando firmó en el Castellón. Allí, en Castalia, Kocho se hizo imprescindible con tres entrenadores en un curso y ya a mitad de campaña Felipe Miñambres tuvo claro que había que ampliarle el contrato. 

Es un resumen raudo de lo que está dando de sí la etapa de Giorgi en Orriols. Llegó de la mano de Herni tras pasar por el Peralada en la extinta Segunda B y después de rechazar recalar en el filial del Espanyol. En 2019, lejos de su familia, Kochorashvili prefirió convivir más cerca del entorno que le había llevado al fútbol español a optar a un mejor contrato en Barcelona y la insistencia del entonces encargado de la planificación deportiva del filial granota jugó un papel relevante para atarlo a Valencia. Debutó en Primera tras la pandemia, bajo la batuta Paco López, y anotó un tanto en Copa del Rey antes de que, una temporada más tarde, llegaran los problemas con las lesiones. 

Fue con Alessio Lisci -primero- y Adrián Esteve -después- en el filial levantinista cuando Kocho acabó el curso tocado después de jugar tan solo doce partidos. Había sido importante temporadas atrás, de hecho ya era uno de los capitanes, pero con 23 años y agotada la posibilidad de alternar entre Atlético Levante y primer equipo, buscó suerte a préstamo. Entonces Miñambres ya había estrenado despacho en el Ciutat y el Levante tenía overbooking en el centro del campo a falta de dar los últimos retoques -que los hubo- en el mercado con el equipo en Segunda División.

In extremis y prácticamente "con calzador", tal y como cuentan fuentes cercanas a la operación, Kocho se marchó al Castellón ajustándose a las posibilidades económicas del club de la Plana. No fue un problema para él arrancar con un rol discreto en los planes con Rubén Torrecilla para acabar convenciendo al cacereño, seguir su camino con Jim y acabar la temporada jugando el play-off de ascenso prácticamente completo a las órdenes de Albert Rudé. "En el Castellón siguen preguntando por un nuevo Kochorashvili", cuentan.  

Y es que, antes de recalar en Castalia un 30 de agosto, a las puertas del cierre de la persiana del mercado de fichajes, Kocho tenía poco mercado en Segunda. O prácticamente inexistente. Hoy, después de una temporada de resiliencia, el georgiano sí ha encontrado pretendientes. Sin embargo, la reacción del Levante fue rápida para ampliar el contrato al jugador antes de que concluyera este pasado verano. Anunciada el pasado 29 de junio, el club ya había cerrado semanas antes su última renovación hasta 2025, prorrogable a dos años más.

El esperado regreso de Pablo Martínez

Y mientras Giorgi ha logrado hacerse con la actual confianza de Javi Calleja, la gran noticia en el Levante es el regreso con el grupo de Pablo Martínez. Aunque de manera parcial, el nuevo '10' blaugrana ya trabaja junto al resto de sus compañeros y eso no hace más que poner el foco directamente a la vuelta al verde de uno de los mejores futbolistas de la pasada temporada en la categoría. Con Oriol Rey inamovible en la sala de máquinas, el esquema de Calleja invita a soñar con una dupla Rey-Pablo que, a priori, aparte a Kocho de un rol principal. No obstante, el georgiano sabe que la temporada en la categoría es larga y trabaja para seguir haciéndose sitio.