VALÈNCIA. La pasión por la Copa lo inunda todo. Un Valencia que perdió parte de su alma por un trabajo vergonzante de sus máximos accionistas, recuperó ante el Athletic toda su alma de fiel seguidor valencianista -auténtico propietario en cuanto a lo más importancia: sentimiento- y vibró junto a sus jugadores y cuerpo técnico en ese partido de ida de la semifinal de la Copa del Rey.
El Valencia tendrá pocos elementos para ofrecernos una alegría en esta tristona época de Peter Lim, pero sí tiene un alma inquebrantable por vibrar con los suyos y eso es lo que ahora queda pendiente de forma absoluta para el partido de vuelta que se jugará en el viejo y entrañable coliseo de Mestalla.
Y para ese partido, para administrar la justicia deportiva con justicia real, lo más importante e incluso urgente es que el árbitro del partido de vuelta no sea tan manipulador y descarado a favor del Athletic Club. Lo visto el pasado jueves fue vergonzoso a indignante y solo el alma de este Valencia sí supo reponerse a tamañas fechorías y jugó un partido realmente noble y concreto.
Y lo grave de lo que pudimos apreciar en el partido de ida es que de alguna forma jugaron Rubiales contra Tebas en el corazón de ambos equipos y como todos ustedes saben la Copa pertenece única y exclusivamente a la Federación y por lo tanto de notó, y mucho, la mano de Rubiales a favor del Athletic y en contra del Valencia. El colegiado, del que no voy a citar ni su nombre por mala persona y manipulador, casi se carga el magnífico partido del Valencia con una actuación vergonzante. Tengo dudas en si la falta a favor del Athletic, que dio paso al primer gol, era falta de verdad, pero no tengo ninguna duda de ese jugador del club vasco que debió ser expulsado y de una bochornosa y vergonzante actuación del árbitro en ese penalti descarado no pitado al final a favor del Valencia por descarado derribo a Hugo Duro den6ro del área.
Supongo que Rubiales estará feliz de ver cómo sus árbitros se cargan de forma descarada al equipo de su enemigo, que no es otro que el gran impulsor de la llegada de Peter Lim y que responde al nombre de Javier Tebas, y por esa razón el partido de ida lo arbitró de forma absolutamente y descaradamente parcial un empleado de Rubiales de forma absolutamente indigna.
No dejemos de protestar de cara al partido de vuelta y esperemos que en esta ocasión Rubiales no le robe la final al Valencia de forma tan descarada como sí hizo en San Mamés. Bien, y al margen de todo eso, al margen de la increíble injusticia vivida en el partido de ida, yo de lo que si estoy feliz es de ver como los auténticos dueños de corazón de este Valencia están disfrutando con una pasión que ya parecía que nos había abandonado del fútbol y del trabajo e implicación de todos sus jugadores soñando con lograr el pase a esa final de ensueño.