VALÈNCIA. El último partido del año dejó al Valencia CF mal, muy preocupado. Aseveraciones en público como que "el vestuario está anímicamente roto tras la derrota", simplemente dejaron expuesta a la luz una certeza: a la plantilla ha acabado por atropellarle la realidad del desastroso entramado del que es consecuencia. Es más, quienes conocen el actual núcleo de futbolistas que componen la plantilla actual reconocen que es un milagro que con todo lo que está pasando alrededor del equipo, esta desazón no hubiera aparecido bastante antes, ya que el único factor de cohesión cuando el entorno laboral es tóxico son los resultados, y el Valencia CF no gana desde el partido frente al Real Madrid (una victoria en 12 encuentros).
Como suele ocurrir en estos casos, el principal foco se posa sobre la figura del entrenador, Javi Gracia. El affaire del amago de dimisión ya dejó tocado al técnico y, si a eso le añadimos su evidente descontento (en público y en privado) y que el equipo no gana y no es capaz de mostrar una imagen de grupo con una idea futbolística reconocible, pocos son los argumentos para defender la continuidad del navarro.
Incluido para el propio club, quien transmite un mensaje oficial de tranquilidad y normalidad, ya que no admitió en su día la marcha de Gracia. Además su contratación es una apuesta personal de Anil Murthy, asesorado por Miguel Ángel Corona, una vez fracasaron las opciones de Pepe Bordalás y de Tiago Mendes. Aún así, si algo ha demostrado Meriton es su frialdad a la hora de ejecutar inquilinos de banquillo -sean o no de su cuerda, como en los casos de Nuno, Neville o Celades-.
Sin embargo, y pese al mensaje oficial, la realidad es bien distinta. Los próximos encuentros van a ser decisivos a la hora de la continuidad del entrenador. Y es que en una semana, los de Mestalla se las van a ver con dos rivales directos por la permanencia: Cádiz y Valladolid, y van a jugar, en medio, a noventa minutos contra el Yeclano por meterse en la siguiente eliminatoria de Copa del Rey.
Como ya hemos significado, pese a que el mensaje oficial es de calma, todo el mundo sabe que se han activado todas las alarmas. Desde dentro se deja caer en determinados foros que hay una honda preocupación por la evidente fractura del vestuario y se apunta a Gracia como elemento descohesionador e incluso desmotivador de una serie de futbolistas a los que la propiedad considera importantes. Sobre otros, Maxi Gómez, ya comienza el mismo run-run sobre su falta de implicación que precedió a Kondogbia días antes de su venta.
La confianza para que el grupo no deje de remar se tiene en los de la casa: Jaume, Gayà y Soler, con la ayuda de abnegados jornaleros como Gabriel o Wass, pero en el entorno del club se señala a las decisiones del entrenador como factor decisivo para que futbolistas como Kang In, Correia o Guedes no tengan el entorno adecuado para sacar su máximo potencial.
De este modo, no se descarta ya un futuro relevo en el banquillo (sin que ello signifique que vaya a ser inmediato u obligatorio). Las mismas voces que hace una semana te aseguraban que ese era un escenario imposible, ahora ya te dicen que lo ven complicado; pero ya no lo descartan de manera taxativa.
La primera piedra de toque será el lunes el Cádiz. Sin Cillessen ni Gabriel (por lesión) y sin Jason y Guedes por sanción, el conjunto amarillo de Álvaro Cervera (ex jugador del Valencia CF) podría comenzar a detonar la continuidad de Gracia. El club sabe que ahora mismo su proyecto es muy poco atractivo (pese a que jamás lo reconocerá en público), sin embargo, el peso de la historia sigue sobreviviendo a la irresponsable gestión de los encargados del máximo accionista y habría un buen número de entrenadores que darían el paso al frente para hacerse cargo del equipo pese a la delicada situación. Incluso, llegado el momento, y dada la nula predisposición del máximo accionista a afrontar más gastos de los necesarios, no se descarta que se pudiera buscar una solución dentro de la propia casa.