VALÈNCIA. Directamente desde el Estadio Bafoussam Omnisports de los suburbios de Camerún, donde el lunes cayó eliminado con la selección de Guinea en la Copa África ante Gambia por 1-0, Ilaix Moriba llegó este jueves a València. El hispano-guineano, segundo refuerzo del Valencia CF en el mercado de invierno, llega buscando la estabilidad que no ha encontrado en el RasenBallsport Leipzig este curso tras abandonar el FC Barcelona el pasado verano de manera alborotada con la etiqueta de 'pesetero'.
Moriba, que sólo ha disputado 6 partidos en Leipzig, ninguno de ellos como titular, y 100 minutos de juego en tres competiciones, llega con la autoestima subida tras ser elegido como el mejor jugador joven de la fase de grupos de la Copa de África. El nuevo futbolista del Valencia escogió competir con la absoluta de Guinea, tras ser internacional por España en las categorías inferiores, en una decisión tan llamativa como la de marcharse del Barça. Su debut se produjo en la presente edición del torneo de selecciones africano, donde, distinción al margen como mejor juvenil, ha destacado hasta la eliminación en octavos.
Ilaix llegó este verano a Sajonia con 18 años como recambio de Marcel Sabitzer, mejor jugador del ejercicio pasado con los 'toros' del Leipzig, que firmó por el poderoso Bayern de Munich por 15 millones de euros. El dinero de Sabitzer lo destinó la dirigencia del Leipzig para firmar al hispano-guineano, que llegó a Alemania como una estrella en ciernes. Rogon, su agencia de representación es importante en Alemania y en Brasil. Antes de trabajar con los alemanes, Ilaix estaba en Stellar Group con la que rompió porque su padre pidió tres millones de euros y un porcentaje del 60% de una futura operación, según informó en junio la Cadena SER en Barcelona.
Su aterrizaje en la Bundesliga no ha sido tan positivo como preveía. Según cuentan los medios alemanes, Ilaix no se ha adaptado a la competición ni a los métodos de sus dos entrenadores: primero Jesse Marsch y luego, tras el despido de este, Domenico Tedesco. La competencia de Kevin Campl, Amadou Haidara o Dani Olmo en esa zona le ha cerrado el acceso a la formación titular de los 'toros'. Esa rivalidad no la ha digerido bien.
Su aclimatación a la ciudad y al idioma también ha sido negativa. Lo mismo que la disciplina del Leipzig, que, en su opinión, encorseta su juego. Así, con tantos inconvenientes y recién cumplidos los 19 años, ha buscado un nuevo horizonte en Mestalla para dar un vuelvo a su temporada.
A mediados de diciembre, después de ser despedido como técnico del RB Leipzig, Jesse March, concedió una entrevista al diario alemán Bild donde explicó porque apenas le había dado 95 minutos de juego.
March censuró el estilo de juego del jugador. "Tiene talento, pero necesita jugar con más ritmo y entender que no tiene necesidad de hacer siempre alguna cosa especial en los momentos decisivos. Necesita comprender mejor lo que el equipo necesita en el campo y lo que es importante para nosotros en cada momento del juego", comentó, indicando que se complicaba en cada jugada.
El técnico le tiró otro dardo, acusándolo de falta de intensidad. "Tiene que acostumbrarse a la intensidad en Alemania, que es muy diferente a España, donde se trata mucho de jugar el balón y mantener la posesión. Lo importante aquí es entender la intensidad", dijo March, que le recomendó paciencia. "Tiene que ser paciente. Solo tiene 18 años y ahora quiere todo. Pero en nuestro equipo tiene que ganar cada minuto. Eso es lo más importante para su mentalidad".
A Jesse March le sucedió Domenico Tedesco, que tampoco tiró de Ilaix más que 6 minutos en Liga de Campeones ante el Manchester City. Hasta su partida para disputar la Copa Africa ya no jugó más tiempo. Ahora busca minutos de calidad en el Valencia para volver a Leipzig y derribar la puerta de la titularidad, excepto que su volcánico entorno no decida que vuelva a cambiar de aires.