VALÈNCIA. Lo más desafortunado de la jornada del miércoles pasado, no fue la fotografía de Peter Lim, desenfadado, sonriente, bien flamenco y vistiendo un 'outfit' juvenil. Su sonrisa, de carrillo a carrillo, hombro con hombro con Cristiano Ronaldo en el acto de entrega de sus becas para jóvenes deportistas sin recursos, donde entiendo que enjuga su mala conciencia, contrasta con la imagen de la afición del Valencia CF en Almería, en su mayoría joven, llorando desconsolada por volver a hundirse en el fangal del descenso. Roto, como los vaqueros de su propietario, está el club.
Pero esa imagen, que aquí duele, en Singapur no se considera ofensiva porque allí, las cosas de Mestalla, no están entre las prioridades de Peter Lim. El bróker singapurense decidió ponerse a toquetear el club en junio, pero lo devolvió en noviembre al cajón de sus trastos donde, lleno de polvo, espera a que su dueño vuelva a manosearlo. Sucede que cada vez que lo hace, como un niño al que le regalan un juguete que no entiende, el club pierde una pieza. A estas alturas ya le faltan varios pedazos y su engranaje no funciona.
Pero lo peor del miércoles no estaba en Instagram. Fotos como esa o semejantes volveremos a ver. Lim con Kiat, Lim con Kim, Lim con el príncipe del Johor, Lim con Mendes, Lim con... Aquí generarán urticaria, pero allí no tienen conciencia de qué club están destrozando entre risas, botellas de vino e indiferencia.
Lo realmente provocativo del miércoles fue la visita de la RFEF al erial del Nou Mestalla. Mientras Max Rockatansky circulaba a toda velocidad por ese escenario postapocalíptico huyendo de Humungus, Javier Solís y Cristhian Schneider enseñaban ese páramo vergonzoso de Cortes Valencianas a la delegación federativa con la presencia de Javier Mateo, concejal de deportes del Ayuntamiento, y Josep Miquel Moyà, director general de deportes de la Generalitat.
Luego marcharon a las oficinas a ver el proyecto, dijeron. ¿Qué proyecto? Si todavía no se ha aprobado el convenio. ¿El que quiere el club o el que quieren las autoridades municipales? ¿Qué milonga le vendieron a la Federación unos y otros?
Como colofón, Solís, Mateo y Moyà, volvieron a tirarse chinitas sobre el conflicto con el convenio. "y tú más", dijo Solís, "no y tú más", respondieron los políticos. Todos hicieron un papelón enseñando... nada. Mostraron un paraje lunar, un entorno de matorrales bañado por el oxido y el polvo. El gran agujero negro de Meriton.
El tiempo vuela, el bloqueo sigue, los políticos no ceden ni una pulgada en su posicionamiento y Singapur no muestra interés en firmar el convenio porque hay cláusulas económicas y penales que comprometerán a Lim a cumplir en el momento deje su sello en algún documento. Y Lim, ya sabéis, comprometido, comprometido, solo lo está con Cherie.
Y a este paso, el Nou Mestalla caerá en la criba de sedes aspirantes de finales de año y mientras el valencianismo siga sin estadio, la ciudad perderá el Mundial. Y todos los actores, Generalitat, Ayuntamiento, Valencia CF y Federación Valenciana de Fútbol, habrán hecho el mayor de los ridículos. Porque han presentado una candidatura fantasma, un no estadio metido dentro de un avispero, donde Meriton y los políticos se dan de picotazos. Un descampado rodeado de muros donde Mad Max sobrevive pilotanto su Interceptor V8 mientras el mundo, como el Valencia CF, se va al carajo.