VALÈNCIA. "Si tengo que ponerle nombre al proyecto, sería ‘la Academia’. Hoy, y es algo de lo que me siento orgulloso, podemos decir que la Academia VCF es el futuro de este club (...) El club tiene que decidir cuál será su proyecto para los próximos tres, cinco, diez años. Te volveré a contestar a esta pregunta en diez años, cuando ganemos LaLiga con jugadores jóvenes", son palabras pronunciadas por Anil Murthy en noviembre de 2020. En ellas, el entonces presidente depositaba las bases del proyecto de Meriton en hacer un equipo potente apoyado en los futbolistas que fueran surgiendo en la ciudad deportiva de Paterna.
No era la primera ni la segunda vez que Meriton, por boca de alguno de sus representantes hablaba de la importancia de cuidar la cantera y de darle continuidad para convertirla en la base del primer equipo. Aquello que en su día bautizaron ellos mismos como la Meriton´s Youth Policy: "Esa mejora en la salud financiera de la Sociedad, hará posible que el Club pueda seguir invirtiendo en el primer equipo y en la Academia para competir en las competiciones europeas de mayor nivel", manifestó la entonces y ahora presidenta Layhoon en noviembre de 2015 en vísperas de la junta de accionistas de aquel invierno. O en la junta de accionistas de 2016 hablo de "Me gustaría hablar de la Academia de Paterna, desde el día que llegamos siempre hemos dado importancia a nuestra cantera y hemos dado muchos avances en los últimos 18 meses".
Más allá del hecho de que el filial perdió dos categorías en un año (temporada 2020/21), la realidad es que la importancia de la Academia pregonada por Meriton queda en entredicho al observar la facilidad con la que el club pierde de una manera o de otra a futbolistas importantes formados en Paterna (incluso a veces capitanes del equipo) desde su llegada a Valencia.
Por lo general (y salvo en uno de los casos) el club entra en el último año de sus contratos sin haber renovado a los futbolistas y los acaba vendiendo a la baja o incluso los regala. Curiosamente, el entorno de la entidad se encarga de esparcir (nunca directamente) la idea de que el futbolista en cuestión no sentía los colores y ha preferido el color del dinero antes que su sentimiento de apego al club.
Todo comenzó en el verano de 2016 con el traspaso de Paco Alcácer al FC Barcelona por 30 millones de euros más 2 en variables. Lo que comenzó en un "No queremos vender a Paco Alcácer" pronunciado por Layhoon en la convencion anual de peñas, pasó a ser un "En la conversación con Paco le insistí en que si estaba seguro porque para nosotros era un jugador icónico. Me dijo que había tomado una decisión muy personal que era cambiar y que le pedía al club con insistencia que considerara la oferta del Barcelona (...) Al final lo hablé con Suso (García Pitarch) pero ¿si alguien que es un icono tiene su corazón en otro lado? No tiene sentido convertirlo en icono". Y es cierto que el propio jugador tuvo frases más que cuestionables al aterrizar en el Camp Nou como: "He intentado que no me afectara lo máximo pero siempre lo tienes ahí. Cuando estás entrenando o jugando, siempre tienes presente el interés del Barça".
Pero por encima de todas esas declaraciones, hay una evidencia, y es que Lim y Jorge Mendes (que colocó ese verano también a André Gomes en Can Barça) ya habían cenado en Barcelona con Josep María Bartomeu (presidente del Barça) para dejar la operación cerrada a falta de algunos detalles.
Nos vamos hasta el verano de 2020. Tras dinamitar el Valencia CF el proyecto campeón de Copa tan sólo un año antes, el traspaso esta vez fue Ferran Torres. Aquí se inicia la serie de jugadores cuyos traspasos han tenido el denominador común de entrar en el último año de contrato sin que este experimentara prolongación alguna. La joven estrella canterana formada en Paterna dejó en caja 25 millones de euros, más 12 en variables. El modus operandi, el ya comentado: jugador que entra en su último año de de vinculación sin cerrar su prolongación de contrato y posterior venta en la que el club pierde fuerza en el mercado.
Tras la venta, el mismo escenario: acusaciones al jugador y su representante de estar sólo interesados en el dinero, y en este caso una acusación al ex director deportivo del club Mateu Alemany de haber sido quien en su día no cerrara la renovación y al ex entrenador Marcelino de empujar al jugador a irse por no alinearlo asiduamente (pese a haber sido cesado 9 meses antes). Acusaciones que se encargó de desmentir el futbolista en una entrevista en las páginas del diario "Marca": "Creo que fue un desastre que salieran del club (Mateu y Longoria). Estoy seguro que si hubiera estado ellos en el club, yo hoy estaría renovado. De Mateu quiero recalcar que es la única persona que apostó por mí".
El verano pasado le tocó a Kang In Lee. De quien el club se pasó dos años diciendo a todo aquel que le quisiera oír que iba a ser la nueva bandera del proyecto y que iba a abrir las puertas del mercado asiático para el Valencia CF. Incluso el club exhibió insistentemente vídeos del surcoreano durante un año en las redes sociales del club mostrando sus habilidades o jugadas vistosas en entrenamientos o calentamientos (situación que llevó a su entorno a pedirle al club que cesara tanta fijación con el jugador por el efecto contrario al buscado que se estaba produciendo). Hasta se hizo un mensaje con su imagen como bandera de la ya famosa "Meriton´s youth policy" destacando su debut en Champions con 18 años como agradecimiento el día del despido de Albert Celades que fue el entrenador que propició dicha alternativa.
La apuesta llegó a ser tan fuerte que Anil Murthy impidió en el verano de 2020 a Carlos Soler lucir el dorsal 10 que había dejado libre el despido de Dani Parejo porque la idea era dárselo al surcoreano. Aquella situación levantó tantas ampollas en el vestuario que al final Soler se quedó con el 8 pero Kang In rehusó a llevar el 10 (pese a que se hizo una sesión de fotos con la camisola con ese dorsal para promocionar las nuevas equipaciones) y se acabó quedando con el 20. Finalmente, la misma situación, último año de contrato sin acuerdo y en este caso, jugador que se dejó ir libre al Mallorca (no dejó un sólo euro en la caja). En aquel momento, se hizo correr la voz de que si Kang In no aceptaba salir, el club no podría inscribir a alguno de los fichajes de ese verano. Al poco de salir, las acusaciones de no querer prolongar contrato y de ser un jugador poco comprometido y problemático para los entrenadores tampoco tardaron en sonar.
El último episodio vivido es la marcha de Carlos Soler al PSG. De todos era sabido que el club está en situación crítica por sus finanzas y por ello las ventas no se iban a hacer esperar este verano. Salió Gonçalo Guedes (sin reproche alguno por parte del club), y quedaba claro que Soler y/o Gayà iban a salir también. Aún así el discurso del club intentaba tapar una realidad ineludible al decir públicamente que no daban por perdidos a Soler ni a Gayà (Sean Bai en el desayuno con la prensa del 20 de junio), e incluso se filtro a algún medio afín que se iban a retomar las conversaciones para la renovación (otro jugador más que entraba en el último año sin prolongar su vinculación) cuando el programa "90 Minuts" de 99.9 Plaza Radio revelaba la verdad del asunto en la noche del 18 de agosto que no se había avanzado en la negociación que quedó congelada en enero. Desde entonces, y hasta que la oferta del PSG no estuvo sobre la mesa, no hubo acercamientos para la renovación del centrocampista valenciano (se habló incluso de una renoventa). Se le ofreció como novedad un bonus de unos 200.000 euros que ante la oferta parisina no tenía posibilidad alguna de competir.
Al final Soler se marcha al PSG por 18 millones de euros más 4 en variables. Acudir de nuevo al mercado en el último año de contrato del futbolista te otorga una posición de debilidad tremenda con respecto de aquellos que vienen a comprarte jugadores. Por supuesto, también se repiten las acusaciones al jugador que ya anticipaba Anil Murthy en los audios fiultrados por Superdeporte en mayo: "Hay que traer dinero, has crecido en la Academia y el club ha invertido mucho dinero en ti. Carlos Soler para mí tiene claro desde principio de año que se va porque él tiene muchísima ambición, él quiere ir... Carlos tiene claro que se quiere ir desde principio de año pero no pasa nada, hay que respetar porque ellos tienen demasiada presión, Carlos tiene familia, a su mujer, lo último que quiere es salir mal, que sus padres puedan salir por la calle, quiere que su familia esté bien aquí y lo respeto. Le dije tráeme una oferta, si sales gratis en enero, te mato con toda la prensa, los 100.000 euros los pondría para matarlo".
En su marcha a París, el futbolista visiblemente emocionado habló de despedirse en un futuro de la afición y de que para él era un día "complicado": "Hablaré tranquilamente más adelante. Muchísimas gracias a todos por todo, es un día muy especial y es complicado para mí. Gracias por todo y por el trato de la gente. Amunt sempre!.