VALÈNCIA. Tres equipos de Londres y uno de Liverpool jugarán la final de la Liga de Campeones y la Liga Europa. Es un dato objetivo. Una verdad irrefutable. La Premier League es la mejor liga del mundo. En los últimos tiempos, los clubes de LaLiga dominaban Europa. Así lo reflejan las estadísticas de las finales jugadas en los últimos años. Pero el cambio se veía venir tarde o temprano. Estaba anunciado. Y se ha producido este año. Un reparto de derechos de televisión más justo, un torneo muy competido e igualado y, sobre todo, emoción a raudales en cada partido, han sido las claves que explican que pese al brexit, su graciosa majestad luzca feliz la corona.
Pese a lo que diga Javier Tebas, LaLiga ha claudicado ante la superioridad de la Premier. Nadie demoniza nuestro torneo doméstico, pero es lo que hay. Así de simple. El Liverpool fue mucho mejor que el Barça en los dos partidos de la Champions y el Arsenal hizo lo propio con el Valencia en ambos encuentros. Los gunners fueron justos vencedores de la eliminatoria y se pasearon con una solvencia tan aplastante como inesperada por Mestalla. Endosando siete goles en dos partidos a los de Marcelino. Apenas hubo emoción. La afición abandonó el estadio mucho antes de hora. Durísimo.
Aunque alguien pueda tildar esta opinión de oportunista, que seguro los hay, lo bien cierto es que Jesús Martínez lleva ya tiempo con esta particular cruzada. Anunciando lo que se nos venía encima. Tuve la oportunidad de charlar de todo esto con él antes del partido del pasado jueves. Suso, magnífico conversador, elocuente y divertido, es firme defensor de esta teoría. Campeón de Liga con el Valencia CF en la temporada 70-71, exdirector deportivo del club de Mestalla, y perfecto conocedor de los entresijos de la Premier League, lo explica con una claridad meridiana. Afirma que en la Premier hay mucha igualdad, que los equipos están acostumbrados a una intensa disputa, mientras que en LaLiga, el Barça y el Madrid están muy por encima del resto. Cuando salen a competir por Europa, contra rivales de empaque, puede pasar lo que ha terminado por suceder este año. Lo hemos visto con el Real Madrid, el Atlético, el Barça y, por desgracia, el Valencia. “Y el día que se vaya Messi, adiós”, pronostica.
A día de hoy, y eso creo que tampoco ayuda, todos los equipos de la LaLiga, excepto el Valencia CF, presentan pingües beneficios. Cualquier club de medio pelo gana dinero con el fútbol. Esto, años ha, era un impensable. En la actualidad, y debido a la rigidez que obliga el control económico, no hay tanta inversión en fichajes. Los equipos se aferran a la cesión de dos coixos i un geperut del Chelsea, dos chavales a préstamo del Madrid, uno que apunta maneras en Segunda y uno que sube de la cantera porque té cosetes…. Y así todo es mucho más difícil.
La afición siempre anda sedienta de refuerzos top. Pero la planificación apunta en otra dirección. De esto ya hablaba el mítico Alfredo Di Stéfano cuando, siendo el inquilino del banquillo de Mestalla y molesto porque los fichajes no llegaban, pronunció la siguiente frase: “Un club de fútbol no es un banco”. O quizás los más jóvenes recuerdan esta otra frase que se tuvo que escuchar Manuel Llorente: “Los balances no se celebran. Solo los títulos”.
Va a ser muy complicado que LaLiga pueda seguir compitiendo con la Premier. Aunque se puede intentar. Si los clubes, auténticos responsables de la actual situación debido a su connivencia con LaLiga, se mantienen al lado de Tebas es necesario que, al menos, apuesten por acumular más trabajo e imaginación para poder competir y disputar finales. Hay que invertir más en fichajes, en técnicos, en organización, en formación, en logística, en una red de ojeadores que controle las ligas en las que aún se puede entrar a buscar talento. Y, sobre todo, incorporar sabiduría, veteranía y experiencia de las que la Academia no anda muy sobrada. Gente que cuando ande por Paterna deje surco. Y de la que los chavales de la cantera puedan preguntar a sus padres si los Subirats, Baraja, Carboni o Vicente eran tan buenos como dicen. Esos, a los que la Premier League soñaba con fichar, cuando levantaban trofeos con el Valencia CF, sí que saben de fútbol. Y de lo que es ganar al Arsenal.