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Dignidad frente a la provocación

11/05/2021 - 

VALÈNCIA. Sería fácil (muy fácil) salir a recordar lo que hemos estado diciendo en los últimos años sobre Peter Lim. A los que insultaban (o calentaban a otros para que te atacaran) su propio dios les ha vomitado en la cara con tal fuerza que será difícil que puedan quitarse de encima un aroma pestilente que les acompañará ya para siempre. "No hablan con Lim, se lo inventan todo" era uno de sus mantras preferidos de estos aspirantes a vasallos con una veta enquistada de periodista frustrado (en la mayoría de los casos, canta a la legua). Para algunos fue una sorpresa, para la gran mayoría de valencianistas de verdad, no. Lim se ha quitado la careta que algunos hacían esfuerzos por sujetarle (perdiendo el culo y la dignidad, si es que alguna vez la hubo) y ha constatado la realidad de sus actos.

Por eso decía que sería fácil (muy fácil) pedir revancha. Y aunque el cuerpo me lo pida, no va de eso. No va de "yo ya lo dije", no es eso lo importante. Lo importante es el Valencia CF, lo importante es arrancárselo de las manos a este grupo de desalmados, a esta concentración de arrogancia provocativa de tipos que se creen por encima de una sociedad con 102 años de historia.

Meriton ha contestado con su arma preferida a todo lo que ha ocurrido en la última semana: provocación y soberbia. Y cuando contestan es porque les preocupa, digan lo que digan. Nadie le tira piedras a un árbol que no da frutos. Por eso ha salido el patrón a contestar de la única manera que tienen aquellos que se han quedado sin argumentos: el reto, la arrogancia.

Ha salido a la luz la versión más despreciativa y supremacista de aquellos que han montado un falso relato de xenofobia. Las declaraciones al Financial Times huelen a cacique del pueblo de la España profunda de la década de los 50 del siglo XX que tiran de espaldas. Decir que los valencianos arruinaron al club (en 95 años ha habido gente que le da sopas con honda aunque alguno casi le iguale en torpeza dado que en maldad es imposible) es otra verdad a medias que los esbirros del señorito repiten hasta la saciedad. Además para decir tal cosa debería presentar un balance económico mejor que el de sus antecesores, cosa que no hace ni de lejos.

Argumentar que los aficionados del Valencia CF tienen pájaros en la cabeza, que le causan compasión o decir que las cosas pequeñas causan dolor de cabeza, atufa a supremacismo a distancia (concretamente a 11.000 kilómetros). Si en esta ciudad hay racistas son ellos, que se siguen creyendo superiores por tener dinero. No hay nada más clasista ni más prepotente que creerte superior por tener una mejor condición económica.

Los que han montado un falso teatrillo de la xenofobia deberían explicarnos cómo se come que Lim hable de que en las reuniones con presidentes de otros clubes "tenías a jeques, reyes, mafiosos, negros, blancos y amarillos. Y  estábamos discutiendo sobre: ¿Por qué compraste este jugador por tanto  dinero? Éramos como niños..." ¿Estas declaraciones qué son, para optar a los premios Nelson Mandela?

Llevan la soberbia y la provocación en las venas y conforme se vean acorralados más van a hacer uso de ella porque no tienen argumentos (el twit del sábado tras la manifestación es una clara muestra de ello).

No puedo asegurar que esta confrontación tenga un final feliz (es más, viendo cómo se las gasta el pájaro me temo lo peor), lo que tengo claro es que el valencianismo no va a dar un paso atrás. A la tiranía (y a los mentecatos de sus esbirros) se les vence con la dignidad, y el pasado sábado se dio un primer paso. A seguir andando el camino.

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