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Hay quien merece el esfuerzo

25/11/2021 - 

VALÈNCIA. No está el horno para bollos. Ni el que calienta la economía del Levante ni el que cocina el rumbo deportivo de un club que obliga a sus dirigentes a dibujar escenarios -y explicarlos- con un hipotético descenso a Segunda en el horizonte. La situación aterra y mucho, entre otras cosas porque también hay decisiones que tomar sobre una plantilla que vale más que antes, pero que demuestra menos, y en la que hasta siete piezas ven en el próximo junio una barrera que bien puede cortar su camino en Orriols si no es en Primera División. Hay quien merece el esfuerzo, sobre todo aquellos que llevan tiempo esperando una mejora que todavía está por oficializarse. 

Javi Pereira giró el timón en la portería del Ciutat consciente de que, allí mismo, reside una de las patatas calientes de la plantilla. Aitor Fernández convive con la eterna promesa de un alargue con mejora salarial incluida, pero el vasco no forma parte, por proximidad de vencimiento, de una de esas urgencias a la hora de apretar el botón de la renovación, ni tampoco es ahora mismo el meta que llena la confianza del entrenador. El extremeño ya advirtió de que la rotación bajo los palos no está en su hoja de ruta y comunicó a Dani Cárdenas que es su nuevo portero. El inamovible salvo sorpresón. Excepto un cambio de rumbo... otra vez. Y el de Terrassa sí es uno de esos siete que esperan ampliación. 

Lleva en sala de espera, en realidad, mucho tiempo. Desde que la temporada pasada se ganó titularidades a base de buen hacer y acabó jugando cinco de los últimos siete partidos de Liga. No se debió confiar mucho en el catalán cuando, en marzo de 2020, firmó su actual contrato que le liga al Levante hasta el próximo verano, con dos cursos ampliables unilateralmente por el club, pero sin ningún ajuste en sus condiciones. Simplemente una prórroga de las ya firmadas entonces, pero por dos temporadas de añadido. Es de cajón: cuando el meta tomó cierta importancia en el equipo y más de uno en La Liga comenzó a mirarle con cariño, pidió una mejora que se acogió de buen grado, pero que sigue cocinándose a fuego lento en esos mismos hornos que hoy no cuecen bollos.

Cárdenas quiere ser granota. Y el Levante que lo sea. Pero, mientras, es el portero quien ha dado el do de pecho, en lo deportivo y en lo personal. Por eso mantuvo su ficha de filial a mitad de la pasada campaña cuando Koke Vegas salió cedido al Mallorca y mantuvo la calma también este verano para propiciar la danza de dorsales que acabó con Mustafi vistiendo el habitual '13' de Aitor. Todo en el último curso en que, por edad, puede lucir un número en su espalda de inscripción ajena a la del primer equipo. El balón lleva meses encalado en el tejado del club y de momento no hay quien lo baje. 


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