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El VAR y su rayo de Sol

12/11/2020 - 

VALÈNCIA. Han pasado cuatro días y pese a ello uno todavía se relame tras la victoria del Valencia frente al Real Madrid. Si derrotar a los merengues en Mestalla siempre da gustirrinín, en una temporada con tantos sinsabores, la alegría aumenta exponencialmente. Incluso esta pasa a ser indescriptible cuando se produce con penaltis a favor y un gol fantasma de por medio. Porque por primera vez en 91 años de historia de la Liga, un árbitro fue capaz de señalar tres penas máximas en contra del conjunto merengue en un mismo partido y un jugador, Carlos Soler, capaz de transformarlas. Sin duda, un hito sin precedentes que no hubiese sido posible sin la existencia del VAR. ¿O se imaginan a un trencilla con la valentía suficiente como para señalar el punto fatídico del área defendida por el equipo más poderoso de nuestro fútbol haciendo repetir, además, la primera de las mismas? Y no quieran leer entrelíneas que me refiero a ninguna mano negra, si no a que, humanamente, puede llegar a ser comprensible que se hubiera ahorrado alguna de ellas.

El videoarbitraje se ha convertido una bendición para el fútbol, se mire por donde se mire. Recordémoslo también cuando la decisión final no sea de nuestro agrado. La tecnología es admirable y seguro que mejorable en varios matices, pero ejemplar. Tan solo la aplicación de la misma es, en ocasiones, discutible. O muy discutible, si lo prefieren. Pero entonces no culpabilicemos al VAR sino a los colegiados de la sala VOR (Video Operation Room) o en su defecto a los de campo. Y cometiendo errores, que los cometen, creo que el porcentaje de acierto es altísimo. Sí, yo también me acuerdo de las manos de Cucurella o del gol anulado a Rodrigo en Valdebebas, pero tampoco olvido cómo los de Javi Gracia sumaron su único triunfo a domicilio en Anoeta.

Para mí el debate es otro. La disyuntiva aparece en cómo conseguir que el juego esté menos tiempo parado y, sobre todo, cómo lograr que el fútbol moderno siga pareciéndose al de toda la vida en cuanto a los contactos dentro del área. ¡Ese sí es el punto a tratar! Hoy por hoy, cualquier contacto en el área puede ser considerado como penalti. Viendo la repetición de una jugada desde diferentes ángulos y observándola detenidamente frame a frame siempre encontraremos una imagen que sea susceptible de ser considerada como infracción. Precisamente es ahí, en el punto en el que arranca la interpretación, es dónde los protocolos deben evolucionar hacia un criterio que nos permita continuar disfrutando de la esencia de ese deporte que nos enamoró desde que apenas éramos unos mocosos que correteábamos tras un balón en cualquier plaza del pueblo.

El mismo que captó el talento de Juan Cruz Sol por las calles de Elgoibar allá por la década de los 50. 'El Loqui' nos dijo adiós el pasado martes para, entre otras cosas, volver a verse con Españeta y seguir amando y protegiendo a su Valencia desde el cielo. Poco hay que pueda aportar que ya no se haya dicho del que fuera uno de los mejores defensores que jamás luciera el murciélago en su pecho. Siempre amable vestía siempre con una sonrisa fuera cual fuera tu posición o clase social. Se desvivía por el club sin hacer distinciones. Uno de los mayores ejemplos de que en el mundo del fútbol, también en el moderno, se puede seguir siendo normal. Hasta en el error lo llegó a ser. Pese a su despido tras la equivocación con los cambios en la famosa eliminatoria de Novelda, asumió la decisión y nunca, ni en público ni en privado, afeó a la entidad que llevó por siempre en su corazón. ¡Buen viaje, Juan, nunca te olvidaremos!

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