VALÈNCIA. No le den más vueltas, el Valencia se deshace día a día.
Es un tipo extraño que solo hace negocio con el Valencia comprando o vendiendo jugadores. Lo demás se la sopla y se la sopla que el equipo baje a Segunda, así podrá vender más jugadores aún. Si creen que Peter Lim va a empezar a hacer un club como le corresponde al Valencia están todos ustedes equivocados. No hay fichajes, no hay previstos fichajes, el entrenador -engañado desde un principio- ha perdido los papeles y los jugadores, en general, solo piensan en hacer las maletas y pirarse de este club a la deriva.
Y no les estoy mintiendo. Los fichajes, algún fichaje, sería fundamental para este Valencia que ha perdido la fe en sí mismo. Nadie cree en lo que hace y muy poquitos piensan en el compañero de al lado. Todo se desmorona a la vez que los aficionados- fieles hasta en las peores citas- empiezan a temer preocupados por donde pueda encaminarse el Valencia, su Valencia, en el futuro. Y les voy a ser sincero. A fecha de hoy observo un negro panorama difícil de desentrañar.
Tenemos un presidente que lo único que hace es cobrar una pasta incoherente y zamparse un buen puñado de gin tonics a la salud de todos los valencianos. Si él dice, y lo dice, que el Valencia va a fichar en este inmediato mes de enero les estará tomando el pelo nuevamente. Murthy no sirve para nada y a él le da absolutamente igual. Se mete un pastón en el bolsillo, le dice amén a Peter Lim para todo lo que quiera y toma el pelo a los valencianos que todavía piensan que este presidente sirve para algo.
Y obviamente el desánimo se ha apoderado de esta plantilla del Valencia que observa alucinada como ellos mismos se van cayendo a puestos de descenso. El equipo fue maltratado el pasado verano con una venta masiva de los jugadores más importantes y lo único que hemos fichado es a un entrenador al cual engañamos con promesas falsas, con fichajes que nunca se hicieron, y encima le pedimos pasta en caso de que se quiera ir. Y claro, él no va a pagar una millonada por hacer las maletas.
Podemos hablar de Soler, de Gayà o de quién quieran ustedes, pero los futbolistas son los que mejor saben lo que está pasando por aquí y en el fondo por muy valencianistas que figure en su corazón, están todos hasta la boina del desastre en el que se ha convertido este Valencia que camina desnortado por una Liga donde solo saca la sonrisa a unos rivales que ya no le tienen ni el más mínimo respeto.
Y les voy a ser sincero, como periodista me encantaría escribir otras cosas y comenzar este año nuevo con buenas esperanzas de cara al futuro. Pero no puedo hacerlo. No me puedo engañar a mí mismo ni a todos ustedes. Somos una escuadra raquítica, ingobernada, desastrosa y con un futuro francamente negro. Y miren, yo hoy no les quiero engañar con falsas promesas. El futuro huele mal... y yo en este momento no veo a nadie capaz de corregirlo.