VALÈNCIA. “La infancia es la etapa más importante en la formación del ser humano. Y, durante esta etapa, el deporte ocupa un lugar muy importante del desarrollo de niñas y niños. De hecho, el deporte es el tercer espacio en el que más tiempo se invierte en la infancia, junto con la familia, y la educación. De ahí que debamos garantizar que el tiempo que pasan con nosotros, en la Real Federación Española de Fútbol, sea un tiempo de bienestar, de alegría, de libertad”. Elvira Andrés Monte es vicepresidenta de la RFEF y una de las responsables del programa de protección del menor. Destaca que, más importante que la elaboración de políticas y directrices apuntadas en un papel, es “la concienciación, el compromiso y la responsabilidad de todos”. Algo extensible al fútbol y al deporte más allá de las puertas de la Ciudad del Fútbol.
Elvira Andrés indica que la RFEF viene trabajando, desde hace años, en materia de protección a la infancia y ahora plantea la necesidad de reforzar, a través de nuevos documentos y programas específicos, la importancia de generar espacios seguros en el fútbol de conformidad con lo que se establece, tanto en la Ley Orgánica 8/2021 de 4 de junio, de protección integral a la infancia y adolescencia frente a la violencia, como en las directrices internacionales, emanadas de UEFA y FIFA.
En 2019, FIFA lanzó su programa ‘FIFA Guardians’, dirigido a mejorar los estándares de salvaguardia de la infancia en el fútbol, a través de la elaboración de políticas y procesos encaminados garantizar el bienestar de todos aquellos vinculados al fútbol, en especial el de los más pequeños. Y en 2020, UEFA lanzó su programa de protección a la infancia, y a través de la Fundación Terres des Hommes, ha ofrecido apoyo a todas las federaciones europeas, proporcionando orientación y conocimiento de esta materia.
“Estas medidas que tomó FIFA y UEFA, además de que en España se aprobara la Ley Orgánica 8/2021 de 4 de junio, llevó a la RFEF a analizar la situación en la que nos encontrábamos al respecto y a realizar unos cursos de formación ofrecidos por las mencionadas entidades internacionales con el fin de mejorar nuestros estándares de salvaguardia en el fútbol”, explica Elvira Andrés, quien apuntala que la RFEF ya está trabajando en esa misma línea y, de hecho, “la fundación que trabaja para la UEFA está haciendo un seguimiento de los trabajos que vamos realizando”, aunque también quiere resaltar que “la RFEF trabaja bien desde hace ya años el tema del trato con los menores. Tenemos la enorme suerte de tener un grupo de profesionales sensibilizados con estos asuntos, algo primordial”.
Todo para una prevención de la violencia y los abusos en el fútbol, especialmente entre los más pequeños. “El fútbol puede ser una herramienta fundamental para un adecuado desarrollo integral de la infancia, pero sólo lo será si los adultos que trabajamos con ellos sabemos relacionarnos de manera sana con los menores y garantizar espacios seguros para ellos”, relata la vicepresidenta de la RFEF.
Normalmente, se asocia violencia a conductas muy evidentes que implican una agresión física, una pelea o un insulto. Sin embargo, hay situaciones que también son violencia y que de alguna manera no se percibe como tal y se aceptan como algo ‘normal’: una forma de comunicarse con el menor inadecuada, un exceso de exigencia, bromas de mal gusto, comentarios subidos de tono… Son múltiples las formas de agredir que, al no ser tan evidentes, parece que o bien no existen o se consideran normales.
Elvira Andrés Monte dio una charla sobre este tema el lunes 6 de marzo en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas delante de técnicos, coordinadores y un sinfín de trabajadores de la Federación a los cuales quiso avisar de la importancia de su trabajo y relación con menores: “Debemos tener en cuenta que cualquier situación de violencia o desprotección tiene un impacto inmediato en el niño o niña que, además, le puede dejar secuelas en el futuro. Uno puede ser entrenador, psicólogo, tutor, utillero o ‘team mánager’, pero nadie puede olvidar que por ser quienes somos y trabajar con menores, tenemos el deber moral de velar por el bienestar de los niños con los que trabajamos, prevenir circunstancias que puedan generarles desprotección y alertar siempre que detectemos cualquier conducta que consideremos contraria al buen trato y a la protección de la infancia”.
A la colaboración activa que la vicepresidenta pide, se une el hecho de mirar más allá del atleta, “porque además de ser buenos deportistas, que es el principal motivo por el que son llamados a nuestras selecciones, fuera de las concentraciones y campeonatos son personas con sus propias circunstancias. Es importante conocer si el menor llega a entrenar con la mochila cargada emocionalmente por una situación complicada en su familia, si se siente aislado en el colegio, si sus padres están en un proceso de divorcio que está desestabilizando a la niña o al niño… Son muchas las circunstancias que pueden hacer que el comportamiento o el rendimiento de ese menor no sea el adecuado y debemos ser conscientes de ello para poder ayudarle a través del fútbol. Me consta que aquí, en la RFEF, se trabaja este aspecto con gran interés”.
“La protección del menor es algo que, como decía antes, nos compete a todos. De todos depende que generemos esa cultura de sensibilización, de compromiso y de responsabilidad que nos permita crear espacios más seguros para los menores”, concluye Elvira Andrés Monte. Si bien la RFEF ya ha demostrado ser líder y motor de muchos ángulos del fútbol nacional, con la creación de estos nuevos protocolos y, sobre todo, con la expansión de esta cultura, sensibilización y concienciación, espera también fomentar la buena praxis en cualquier campo de fútbol de España y que el fútbol sea ejemplo de la protección del menor en la sociedad.