VALÈNCIA. Voy a hablarles del K-7. No se asusten que no es alpinismo ni nada parecido. Para los más jóvenes, comenzaré aclarando que el K-7 era un polideportivo en la autovía de Ademuz y que ahora sigue en pie con otro nombre. Allí jugábamos a fútbol sala (no existía el fútbol-7) los fines de semana en equipos que patrocinaba la empresa de algún amigo y que pagaba las inscripciones y las equipaciones.
Lo saco a colación para situarles dada la terrible impresión que me produjo la cutre puesta en escena del Valencia CF con la equipación de Mamardashvili en el supuesto homenaje al 80 cumpleaños de Iríbar. Al portero le endosaron una camiseta de la segunda equipación (que por azares de la vida este año es negra) en lugar de la vestimenta específica que las marcas hacen para los guardametas.
Cierto es que la marca que viste al Valencia CF, Puma, ofrece cada verano a los porteros que elijan los 4 colores en los que van a lucir el diseño de ropa de guardameta de la temporada correspondiente y los porteros del Valencia CF ya habían elegido este año sus cuatro colores: naranja, verde, azul y rojo.
Pero llegados a este punto, y dado que era un caso excepcional ¿No se podía haber gestionado con Puma el envío (previo pago de su importe si fuera necesario) de seis o siete equipaciones de color negro de guardameta del modelo actual? ¿De verdad que no?
Entonces sólo me surgen dos preguntas. ¿Cuál es la aptitud de los gestores actuales del club que no son capaces de activar esa solución? O también ¿Qué tipo de contrato hay establecido con Puma?
La salida de Mamardashvili al Camp Nou ataviado con la segunda equipación de jugador de campo me recuerda a mis años de juventud cuando jugábamos los colegas en el K-7. Como si hubiera saltado al Camp Nou el 'Ultramarinos El Maño' de la liga "sábados tarde" cuyo portero no podía ir al partido porque tenía un bautizo y le tocaba ponerse de portero a Ramón "que alguna parará" con la segunda camiseta y unos guantes que llevaba otro colega en la bolsa de deporte. Un triste despropósito que traslada la imagen de un equipo de colegas en una liga amateur en lugar de la de un club de élite profesionalizado.
La estampa del georgiano con camiseta de jugador de campo, es la imagen actual de este club. Un despropósito absoluto. Improvisación torpe, remiendos cutres sobre la marcha, nula capacidad de prever absolutamente nada, la versión macabra de "Pepe Gotera y Otilio, chapuzas a domicilio", la máxima expresión de la "ñapa" asiática.
Porque al final el detalle de la camiseta no es más que el síntoma de cómo está el club. En el mismo plano que la timorata queja arbitral de Miguel Ángel García Pérez-Roldán (más conocido como Corona). Un tipo al que le costó más de un minuto de declaración verbalizar la palabra penalti y al que no nos creemos ni en Valencia.
Una queja que en el Cádiz en su día hizo su presidente mientras que en el club la presidenta del Valencia CF sigue en paradero desconocido. Y todo esto con la duda de saber si no se levanta la voz porque al que envían al paripé de la supuesta protesta televisiva no quiere quedar mal con la RFEF (que aquí cada uno mira por su futuro antes que por el del Valencia CF), o porque el presidente del Barcelona es muy amigo de Peter y de Yorye, y determinados charcos no conviene pisarlos.
El mismo Valencia CF que ha emitido comunicados contra el Ayuntamiento y el presidente de la Generalitat por el tema del Nou Mestalla, contra Libertad VCF, contra determinados medios de comunicación, no levanta la voz contra los arbitrajes. Escudado en la mala relación con la RFEF, el Valencia desatiende sus obligaciones como las de acudir a las reuniones del VAR (la última, el 2 de febrero). El mismo Valencia CF que no emplea un segundo de su tiempo llamando a la Federación para quejarse de los arbitrajes, reacciona al instante llamando a Las Rozas para quejarse airadamente del porqué se concede una entrevista de un futbolista suyo concentrado con la selección a determinado medio de comunicación valenciano a quien consideran enemigo. Para eso sí llaman.
La charlotada de la composición plantilla actual, la gestión de la crisis, Miguel Ángel García Pérez-Roldán saliendo a ¿quejarse? con los responsables en paradero desconocido, la camiseta de "Ultramarinos El Maño" de Mamardashvili... son los síntomas de la enfermedad mortal que se va a llevar por delante este club. Sólo falta ponerle fecha al entierro.