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El consenso

13/07/2021 - 

VALÈNCIA. Ha acabado la Eurocopa (que ya es mala suerte la mía, antes ha acabado el torneo que he podido enterarme de qué han operado a Camarón) y por tanto toda la atención futbolística vuelve a recaer en la actividad en el fútbol de clubes.

En el Valencia CF de Meriton (este equipo dista mucho de ser el Valencia CF que quiere una mayoría del valencianismo) la noticia es la incorporación de un futbolista. Este equipo se ha empequeñecido tanto que el hecho de incorporar a un nuevo elemento para la plantilla es considerado por algunos una noticia de un calibre máximo. Incorporar un jugador (y más cuándo venimos de una temporada con cero incorporaciones en verano y tres cedidos sin pena ni gloria en invierno) es simplemente un hecho noticioso. Tildarlo de “notición” corresponde al terreno de la propaganda, que no del periodismo. En cuanto al debate de entronizar o matar ya al futbolista, me parece tan estéril como oportunista. Primero habrá que verlo jugar y después ya habrá tiempo para juzgarle. Eso sí, fieles a la hoja de cálculo que impone el patrón, el futbolista viene cedido aunque con compra aplazada (me niego a emplear ese erróneo oxímoron que utilizamos en mi profesión de “opción de compra obligatoria”, porque si es obligatoria, no hay opción).

Asisto con bastante incredulidad a dos hechos que rodean la contratación del zaguero paraguayo. El primero de ellos es ver cómo el club se ha esforzado en atender las peticiones de Bordalás, y eso es siempre más positivo que negativo. Ese grifo que se cortó de golpe tras la llegada de Maxi Gómez a Valéncia, parece que ahora vuelva a gotear. Ya que no hay una secretaría técnica al uso en el club, que haya -al menos- una cabeza visible y que sea un profesional de dicho campo, quien marque directrices en cuanto a la composición de la plantilla ya es un paso adelante.

Asisto también de manera atónita a la optimista venta por los canales oficiales -y allegados- del club de la valoración positiva de la existencia de este consenso. Y no porque el hecho de que el club deje de vivir de espaldas a su entrenador sea algo malo, todo lo contrario. Sin embargo me choca que después de tirarnos dos años y medio menospreciando a los clubes que trabajan mano a mano con su entrenador, ahora haya que publicitar dicha línea de actuación como un acontecimiento positivo de primera magnitud.

Primero y principal, porque acercarse a la normalidad es algo lógico. Pero de ahí a ser celebrado, me parece que es valorar muy poco al Valencia CF como club y como entidad. Y segundo, porque si ahora el consenso es un hito a celebrar y es la nueva seña de identidad de este proyecto ¿Dónde quedan las descalificaciones y menosprecios del presidente y su tropa a aquellos que defendíamos que no se podían tomar decisiones deportivas sin apoyarse en los profesionales de dicha área? ¿Habrá dejado Murthy de pensar que la gente de fútbol es poco inteligente? ¿Se le habrán quitado las ansias de elegir personalmente a los jugadores del Mestalla que deben hacer la pretemporada con el primer equipo?

Hay consenso y es un paso adelante. Es bastante mejor que tener la política deportiva en manos de Murthy que es como llevar a Cañita Brava a la Scala de Milán a interpretar a Puccini. Pero de ahí a declarar fiesta nacional por acercarte a la normalidad… el Pravda cerró en 1991.

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