VALÈNCIA. El 17 de septiembre de 2019 el Valencia CF (en el comienzo de la marea autodestructiva activada por su máximo accionista) fue capaz de ganar 0-1 en Stamford Bridge al Chelsea. Con una plantilla todavía motivada por competir pese a percibir que el proyecto bien gestionado durante dos temporadas había comenzado a desmantelarse, el equipo de Mestalla ganaba en terreno londinense en la tarde en la que Anil Murthy aseguró que explicaría en rueda de prensa una destitución (la de Marcelino) que jamás llegó a detallar.
Tan sólo una temporada después, el Chelsea ha levantado la Champions League 48 horas después de que el Valencia CF presente un entrenador que confía les aleje de los puestos de descenso a segunda con los que se ha coqueteado este año. Esa es la distancia que va de un proyecto que iba mal y supo reaccionar hasta llegar a lo más alto, y otro que venía de tocar la gloria pero se decidió destruir. En la base de ambas acciones se encuentra la misma figura: la de su dueño (o máximo accionista).
Para aquellos que gocen de la demagogia barata, no se trata de exigirle al Valencia CF ganar la Champions (que son cortinas de humo tan pobres como previsibles). Es más, no se trata de comparar los recursos del Chelsea con los del Valencia. Y ojo que esto no sería descabellado porque quienes ponen como excusa el dinero que se deja en el club británico Abramovich lo hacen como si Peter Lim tuviera que planchar la ropa a las tres de la mañana para ahorrar en la factura de la luz.
Aún voy más allá, lo que ha hecho el magnate ruso es lo que debe hacer el patrón de un club: soltar el dinero y delegar las decisiones importantes en profesionales del sector -en este caso del fútbol-. Otros, se levantan cada a mañana, y a ver qué pasa. Los defensores de la causa asiática en Valencia (poquitos, pero ruidosos) acusan a Abramovich de ocuparse de su club. Justo la excusa que le puso Lim a Mateu cuando decidió cargarse el proyecto “Peter me dijo que cambiaba el modelo porque se iba a involucrar más en el día a día” ¿Se acuerdan? No parece que case mucho con la idea de ser máximo accionista que Lim dio en su entrevista en el Financial Times.
La raíz del asunto radica en saber qué caminos tomaron ambas gestiones para que quien hace un año y pico era derrotado en partido de Champions una campaña más tarde conquiste el trofeo, y el ganador de aquel partido haya estado coqueteando con los puestos de descenso hasta tres jornadas antes de finalizar el campeonato. Es más, realmente lo alarmante es ver cuál ha sido la gestión de Meriton en el Valencia CF desde entonces. Porque hay quien correrá a decir que las dos plantillas tienen poco que ver un año después, y es cierto. Pero más que ponerte a ver porqué el Chelsea se reforzó, habría que preguntarse porqué te deshiciste de Coquelin y Parejo (uno, 8 millones y el otro gratis) enviándolos al Villarreal para que una temporada más tarde levanten la Europa League. Porqué malvendiste a Ferran Torres al City por una cantidad irrisoria para que una temporada más tarde se proclame campeón de la Premier, sea indiscutible en la selección para Luis Enrique en la Euro y haya llegado a una final de la Champions o vendieras por una cantidad de risa y con la liga comenzada a un Kondogbia que se ha proclamado campeón de liga con el Atlético de Madrid.
Y no se trata de acordarse de los que “ya no están aquí”, porque lo grave es que los que están aquí todavía son los responsables de tal desaguisado, no han mostrado ni el más mínimo atisbo de arrepentimiento y se reafirman en su forma de gestionar el club, y esos son los que le preocupan al auténtico valencianista. No es llorar a los que se fueron, es señalar a los que se quedaron. Y eso sí es preocupante.