Morales, tras el gol, diseñó una estampa para la historia. Besó el brazalete: escudo y Senyera. Envolvió el éxtasis levantino en la fidelidad a unos colores y a una idea. Ingenia goles de fantasía que se buscarán durante décadas en Youtube y sabe llegar como nadie al alma de su gente. Con su sonrisa de braquets y su cara de chico que nunca rompió un plato. A lomos suyos el Llevant se hace grande.
VALÈNCIA. Paco López advirtió en la previa que pensar más allá de la permanencia era equivocarse. Sus palabras son lógicas y razonables pero nuestra divisa, como cronistas, no es la prudencia, sino la verdad: este Llevant no sólo sigue la senda del que nos fascinó al final del curso pasado sino que ha empezado aún mejor. Y eso sin contar con todo lo que van a aportar Dwamena –que en 6 minutos ya suma un lujo de asistencia–, Prcic –imperial su irrupción–, Moses o Vukcevic.
El Betis no mostró su mejor versión porque el Llevant le dio un baño táctico. Le regaló el balón, cerró espacios lejos de Oier, le forzó a disparos inocuos y por momentos convirtió al rival en la España estéril de Isco. Además los blaugrana, puntualmente, creaban desconcierto en la salida del balón del Betis, presionando muy arriba y en toda la cancha. Y por supuesto sacaron pecho de una verticalidad prodigiosa. Un fútbol brillante y práctico.
Setién se lamentó del dominio infructuoso de los suyos, reacio a reconocer la aplastante superioridad granota. El Llevant marcó tres goles, pero gozó de hasta cuatro ocasiones más, muy claras. Hagan memoria: ¿cuántas marraron los andaluces? Efectivamente: una o ninguna. La zaga levantina estuvo imperial, comandada por un renacido Chema, pero el cerrojo se urdió unos metros más allá: con el trabajo de zapa de Campaña, Doukouré, Bardhi y Jason; con las coberturas permanentes, las transiciones rápidas y las rotaciones constantes entre Campaña, Bardhi, Jason y Morales, que aturdieron a los béticos.
En el 85' Bardhi, incansable, peleó con rabia un balón y lo ganó. Dibujó así el símbolo de la intensidad del grupo, esencial en la victoria: sus hombres más técnicos se fajaron como el que más. Sí, lo de López el viernes fue un auténtico prodigio táctico.
Con el Betis anestesiado, el Llevant decantó el partido esperando su opción. La inventaron Zipi y Zape, Jason y Roger, los puntales ofensivos del ascenso de 2017. Uno desbordó con clase y se la regaló al otro, que estaba donde debía. Cada uno haciendo lo que mejor sabe. 0-1. Al Betis le temblaron las piernas mientras Roger celebraba, sin pistolas, el primer tanto de la competición.
Entonces sobrevino una pájara peligrosa. Entre el 0-1 (38') y el 0-2 (55') el Betis y el Villamarín apretaron y el Llevant se dejó embotellar. Sufrió más agobio que peligro, en realidad; más sensación de empate que posibilidad real de que sucediera. En ese cuarto de hora la contención en la medular se desfondó y quedó un hueco que no había existido antes y que el Betis trató de aprovechar.
Morales zanjó de raíz la situación, con su genialidad de 78 metros, los que mediaron entre el balón que se llevó con la coronilla, como sin querer, y la finta a Canales, consumada con un golpe de billar con el exterior, ante Pau López, cuando parecía que ya no le quedaban fuerzas para inventar nada más. Ahí acabó el partido. El Betis se supo inferior, definitivamente, más de lo que las expectativas de pretemporada le habían permitido hasta ese momento. Y se hundió del todo cuando Prcic saltó al césped para restañar la fontanería, antes de que fuera un problema.
Morales, tras el gol, diseñó una estampa para la historia. Besó el brazalete: escudo y Senyera. Envolvió el éxtasis levantino en la fidelidad a unos colores y a una idea. Ingenia goles de fantasía que se buscarán durante décadas en Youtube y sabe llegar como nadie al alma de su gente. Con su sonrisa de braquets y su cara de chico que nunca rompió un plato. A lomos suyos el Llevant se hace grande. Con el tiempo ya cumplido y la escuadra de Orriols dedicada a gustarse, no desaprovechó la asistencia de Dwamena para hacer el 0-3.
El Villamarín se presumía un escollo superlativo para estrenar la Liga. El Llevant salió licenciado con galones del reto. Y aunque es plausible la prudencia de López también es inevitable que este equipo recuerde, como dos gotas de agua, al que asaltó el Madrigal, en octubre de 2011, al que regaló al levantinismo los mejores momentos de su historia. No me culpen de triunfalista; soy un sencillo notario de las sensaciones que inundan a la nación granota: este Llevant invita a soñar.
Mis puntuaciones
Oier (**); Coke (**), Chema (**), Postigo (**), Toño (**); Campaña (**), Doukouré (*) —Prcic (**) 68'—; Jason (***) —Dwamena (**) 89'—; Bardhi (***), Morales (***); y Roger (***) —Luna (*) 74'—.
Paco López (***).
0-1 Roger (38')
0-2 Morales (54')
0-3 Morales (95')