VALÈNCIA. El CEB Llíria recuerda estos días en sus redes sociales el histórico ascenso a la Liga ACB logrado hace treinta años y que permitió a la ciudad tener baloncesto ACB durante dos temporadas, antes de su expulsión de la competición por cuestiones económicas.
Aquel club ya no es el mismo que el actual, aunque sí que fue el precursor en 2001 de la entidad actualmente existente.
El 26 de mayo de 1991, el entonces Choleck Llíria en un pabellón Pla de L’Arc que estaba lleno una hora antes de que arrancara el partido derrotó al Prohaci Mallorca por 92-84 y al sumar su tercera victoria ante el equipo balear consiguió el ascenso a la máxima categoría del baloncesto español desde la Primera División.
Dirigido por un joven Andreu Casadevall, que se había hecho cargo del equipo meses antes cuando era colista tras la marcha de Lluís Andés, el equipo valenciano logró clasificarse para el “play off” de ascenso y tras eliminar al Cajamadrid, doblegó al conjunto mallorquín por un claro 3-0.
En aquel último encuentro, los nervios atenazaron de inicio al Llíria, que sufrió para controlar a Herminio San Epifanio (Epi I) en la primera parte pero que en el tramo final decantó el choque de su lado de la mano de David Cook, Carlos García o Miguel Ángel Navarro.
Al acabar el encuentro, la euforia que se vivió en el pabellón, y que incluyó la invasión de la pista por los aficionados, se trasladó a las calles de una ciudad que apenas tenía entonces 15.000 habitantes y la plantilla acudió al balcón del Ayuntamiento para saludar a sus seguidores.
Tras cerrar el patrocinio con la empresa Ferrys e iniciar una ambiciosa reforma en el pabellón para elevar el aforo de menos de 2.000 espectadores a casi 5.000, el club debutó en la ACB en la campaña 1991-92 aunque jugó sus primeros encuentros como local en la Fuente de San Luis de València.
El club logró una trabajada permanencia en su primera campaña en la elite, porque aunque disputó el “play off “de descenso, venció en la primera ronda al Gran Canaria. En la segunda temporada no lo pudo lograr y en el quinto partido de la eliminatoria final ante el Cáceres, cayó por 62-68.
Como los clubes que debían ascender no podían hacerlo, el reglamento de la ACB permitía al Llíria seguir en la categoría, pero finalmente, en el mes de julio de aquel año, le expulsó por entender que el proyecto no era viable económicamente.
El club valenciano recurrió judicialmente la decisión, por entender que se había producido defectos de forma en su presentación y también porque otros equipos (especialmente el OAR Ferrol al que también expulsó pero cuyo plan de viabilidad finalmente aceptó) presentaban problemas similares.
Aunque en un principio un juzgado de Primera Instancia de Barcelona dio la razón al club edetano y obligó a la ACB a indemnizarle, la Audiencia Provincial en 1997 y el Tribunal Supremo en 2002 fallaron a favor de la ACB.