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opinión pd / OPINIÓN

Mejor, me callo

17/12/2020 - 

VALÈNCIA. Este 2020 está siendo tan extraño que la tarde de ayer arrancó con el Valencia defendiendo el título de campeón de Copa. ¡Manda narices! Si lo piensas fríamente es para mear y no echar gota. Con todo lo que ha ido sucediendo desde aquel inolvidable 25 de mayo en el Villamarín, el maldito COVID-19 ha provocado que la histórica final entre la Real Sociedad y el Athletic Club que debía haberse celebrado el pasado verano, no se dispute hasta el próximo 21 de abril de 2021. Es decir, que la pandemia va a permitir que conozcamos al campeón de la temporada 20-21 cuatro días antes de la 19-20. Lo dicho, una locura. Y hablando de locuras, ¿se imaginan volver a vivir una noche como la de Sevi...? Eran las siete y cinco de la tarde mientras soñaba despierto, cuando Jaume Pascual abría el marcador y me devolvía a la triste realidad. Tras la reanudación llegaría el 2-0 e incluso a punto estuvo de caer el tercero, pero cosas de esta maravillosa competición, los blanquinegros consiguieron empatar en el tiempo añadido pese a jugar muchos minutos con un hombre menos para culminar la remontada durante la prórroga. 

Sin embargo, el Terrassa sonrojó al valencianismo durante 70 minutos; el golpetazo hubiera sido demasiado duro de digerir en vísperas de la Navidad. Sobre todo, para Javi Gracia quien, quizá, se hubiera comido los turrones lejos de la capital del Turia.  Porque, con el máximo de los respetos, los futbolistas que ayer defendieron al murciélago en el escudo tenían que haber pasado por encima de su rival desde el minuto 1 y sin necesitar de la primera unidad. Hasta entonces, solo Cristian Rivero estuvo a la altura y cuando falla el grueso de los futbolistas, el responsable se sienta en el banquillo. No hubiera habido excusa suficiente para justificar un descalabro de tal magnitud. ¡Menos mal que a puerta vacía los catalanes perdonaron lo imperdonable!  

Superado con mucho sufrimiento el trámite copero, en otra época, diríamos que, para colmo y antes de nada, al combinado che le toca visitar al dentista, pero hoy en día ya no es tan así. Teniendo un plantillón, que lo tiene, el rendimiento del FC Barcelona apenas se asemeja apenas al de antaño. Podríamos afirmar sin miedo a equivocarnos que Messi ya no es perfecto. Ahora ‘solo’ es capaz de regatearse a tres y rematar a diez centímetros de la escuadra cuando meses atrás se iba de cinco y su disparo besaba la red habiendo rozado previamente el poste. Pese a ello, sigue siendo el mejor del mundo. Y al mejor lo entrena un viejo conocido del que la afición de Mestalla no guarda un muy buen recuerdo. Más bien, todo lo contrario. Con Koeman en el banquillo, se apartó a tres de las leyendas cuyas fotografías cuelgan de la fachada del viejo Mestalla -Albelda, Angulo y Cañizares-, el equipo rozó el descenso y solo Voro evitó la debacle en las últimas cinco jornadas.  

Con este currículum hablar bien del holandés tras su paso por la capital del Turia podría considerarse incluso como una herejía, pero sin ser yo un defensor del actual preparador culé, también hay que reconocerle algunos aciertos que, con los años, parecen olvidados. Ronald fue quien, de verdad, apostó por Mata. Se la jugó por el asturiano y la trayectoria de Juanín habla por sí sola. Además, le dio continuidad a Banega, intermitente pero indiscutible, e hizo que Jordi Alba, rival pasado mañana, se estrenara con el primer equipo. ‘Medallas’ que sirven de poco si como ocurrió, el equipo no le ganaba a nadie en Liga. En la Liga, claro, porque pese al entrenador -así lo aseguran miembros de aquella plantilla 2007-2008- también se ganó la penúltima Copa.   

Algo similar, salvando las distancias, de lo que pasa actualmente en Can Barça. Con las elecciones de por medio, el futuro de Koeman parece que ya está escrito, pero cuando se marche, el técnico podrá presumir de haber hecho debutar a los Pedri, Trincao, Dest y compañía. Porque eso sí, Ronald, valiente, lo es un rato. E incluso podrá hacerlo habiendo ganado algún título. Pero esa historia poco importa hoy. ¿Se imaginan que después de lo de anoche podamos repetir lo que pasó en Sevi…? Mejor, me callo. 

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