VALÈNCIA. Todo menos ganar. Lo de esta temporada es digno de estudio. El Valencia fue muy superior al Valladolid, pero la falta de acierto volvió a condenar al equipo y probablemente al futuro de Marcelino. El Valencia que falló un penalti, se adelantó en el marcador gracias a un gol de Parejo, pero Alcaraz firmó una obra de arte en el tramo final para dejar el empate.
El Valencia entró al campo enchufado. El peligro se originó por el costado de Carlos Soler. El canterano tuvo el primero a los cinco minutos, pero su disparo se marchó por encima del larguero. La intensidad local era la correcta. Rodrigo estuvo muy cerca de inaugurar el marcador tras una buena dejada de Cheryshev. El Valladolid pasaba apuros ante la buena presión del equipo de Marcelino. Al ritmo de Parejo, los blanquinegros combinaban y llegaban al área. Como toda la temporada, faltaba precisión. El capitán finalizó mal una notable jugada colectiva.
El Valladolid por su parte, apenas encontraba fisuras en el entramado defensivo local para llegar a Neto. El partido se estabilizó y la más clara del primer tiempo no llegó hasta el minuto 38. El Valencia dejó con vida a su rival, la ocasión era para marcar. Carlos Soler centró al segundo palo y Cheryshev con todo a favor, cruzó excesivamente en el balón. Con el 0-0, se llegaba al descanso.
Tras la reanudación, el Valencia siguió reviviendo sus fantasmas. Santi Mina cayó en el área y el colegiado señaló penalti. Rodrigo falló la pena máxima y el rechace lo cazó Santi Mina, que también se encontró con Masip. Una verdadera oportunidad de oro perdida. Pese al duro golpe, el Valencia no se rendía y lo seguía intentando. Santi Mina cabeceó con potencia un córner, pero no encontró portería. Quedaban treinta minutos.
La desesperación se apoderaba del equipo. Rodrigo cabeceó bien, pero otra vez desviado. Fallar más parecía imposible. Pero sí que lo era. Cheryshev centró al segundo palo y Santi Mina a puerta vacía, remató fuera. Mestalla no se lo podía creer, pero aún así no paraba de animar. La actitud del estadio esta temporada es intachable. Su fe tuvo premio. Tenía que ser Parejo, el capitán está tirando del carro los últimos partidos. Soler puso un centro raso y Parejo la puso en la escuadra. El estallo de emoción era merecido, el abrazo del ‘10’ a Marcelino en la celebración también fue más que significativo.
Una vez más, llegó el jarro de agua fría. Rubén Alcaraz firmó un golazo de bandera con una falta que limpió las telarañas de la escuadra. El Valencia se fue a jugar todo por el todo. Garay pudo desequilibrar, pero su testarazo fue a las manos de Masip.