Las segundas partes... nunca fueron buenas

VALÈNCIA. Las segundas partes... nunca fueron buenas. Eso se dice de las películas que parecen haberse convertido en un largometraje sin retorno en el Valencia de Gennaro Gattuso. El Valencia no es un equipo hundido, entregado o mal trabajado. Al contrario. Todo lo bueno que construye en los primeros 45 minutos lo acaba sacrificando tras el descanso. Lo de ayer en el Pizjuán no fue casualidad y empieza a convertirse en una tendencia a corregir por parte del Valencia de Gatusso.

El Valencia fue el claro y justo vencedor en los primeros 45 minutos. Gattuso se sacó un 'As' de la manga con la entrada sorpresa de Foulquier y le ganó la mano a Sampaoli, pero no la partida. Los visitantes supieron contrarrestar el físico del Sevilla en el compás inicial y no tardaron en sacarle rentabilidad. Precisamente Foulquier fue el encargado de asistir al tercer tanto de Edinson Cavani en el Valencia. El uruguayo ha venido con 'hambre', motivación y ganas lo que le hace ser el jugador más diferencial de la plantilla. En poco más de cinco partidos lo ha demostrado.

Con el 0-1, el Valencia estaba cómodo pero a la que se descuidaba llegaba un 'zarpazo' del Sevilla a través de Rafa Mir. Mamardashvili se ganó el perdón que explicó Gattuso en la rueda de prensa previa con dos intervenciones de portero de talla mundial, especialmente la segunda en un saque de esquina. Pese a la sublevación local en forma de ocasiones, el Valencia no cayó en el miedo. Seguía con el control y se acercaba con peligro al área de Bono. Sin embargo, Samuel Lino o Ilaix no lograron dejar una ventaja que se hizo notar en la segunda parte.

Tras la reanudación, el partido fue totalmente distinto. De hecho, los actores decidieron cambiar los papeles. Mal negocio para el Valencia. El Sevilla se hizo con el control y embotelló a los de Gattuso. El crecimiento de los locales arengados por el Pizjuán terminaron de instalar el sufrimiento en el área valencianista. Mamardashvili desbarató las intenciones de Gudelj en un disparo potente del centrocampista que también estrelló un cabezazo en el larguero. Esa acción a balón parado fue un adelanto de lo que le esperaba al Valencia. El Sevilla no se rindió y encontró su recompensa bajo esta fórmula. Saque de esquina que peinó Salas y remató Lamela en el segundo palo. 

En el 95, llegó la locura. Papu Gómez vio la roja por derribar a Kluivert en un contragolpe y el VAR avisó al colegiado para estudiar un posible penalti a Rendall. El árbitro anuló la roja al Papu y se la mostró a Kike Salas por pena máxima sobre el lateral portugués del Valencia. Era el minuto 102 y el Valencia podía llevarse los tres puntos desde los once metros tras un paupérrimo segundo tiempo. El triunfo estaba en las botas de Gayà. El capitán falló y el Pizjuán estalló de felicidad. Empate con otra segunda parte para olvidar.