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Fran Pérez de Esparta

23/10/2023 - 

VALÈNCIA. Durante su estancia en el Valencia CF, el trueno portugués Gonçalo Guedes hizo varios goles como el que marcó Fran Pérez en Astaná el martes 17 de octubre. El extremo del tupé, duelista del uno contra uno, veloz y rompedor al espacio acaba de presentarse al mundo. Escogió Kazajistán. El siguiente paso es hacerlo en Mestalla, a la sombra del estadio que consagró a su padre.

Jugando para la sub-21 de España, en su tercera participación con la camiseta nacional, el extremo del Valencia CF recibió una pelota de Carlos Martín, jugador del Atlético cedido en el Mirandés, mientras enfilaba en diagonal la frontal del área desde la izquierda, controló y condujo unos metros con la izquierda hasta la cal; entonces llevó el balón hasta su pierna dominante, la derecha, y con ese movimiento de cintura eludió a un defensor que se pasó de frenada, luego se zafó de otro y cuando un tercero salía a interceptarlo, soltó un latigazo estirando su cuádriceps como si fuera la goma elástica de un tirachinas. El balón entró con violencia junto a la escuadra del meta kazajo con las cámaras de TVE como testigos y un puñado de seguidores del murciélago pegados ante el televisor para ver a la muchachada de Baraja con la Rojita, hambrientos de fútbol de primera división y expectantes a todo lo que hacen los chicos maravilla de Paterna.

Era el minuto 54 de partido. Tres minutos antes, el extremo del tupé había asistido a su amigo Diego López en el segundo tanto de España. Le llegó el balón en el callejón del '7', controló con la izquierda, pausó la carrera, se cambió el balón a la derecha, aceleró y centró para que Diego López y su bigote llevarán, de cabeza, la pelota a la red.

Unos días antes, el 13 de octubre, en Taskent, ante Uzbekistán, dejó otro rasgo de su juego: la carrera en conducción a toda pastilla. Recibió en campo propio en la derecha, cruzó la línea divisoria, avanzó en diagonal con la pelota pegada a su bota, subió hasta la frontal, Samu Omorodion arrastró a un marcador, entonces él recortó con la izquierda y golpeó, seco, con la derecha. El balón se estrelló en el travesaño.

Los detalles que dejó Fran Pérez con España, jugando con las dos exrepúblicas soviéticas, dejan migas de pan sobre el tipo de futbolista que es. Allí enseñó parte de sus habilidades: la velocidad en carrera, la velocidad en conducción de balón -más difícil-, el ataque y la ruptura al espacio, el manejo con ambas piernas, y el golpeo.

En Mestalla, tercera jornada de liga, jugando frente al Atlético de Madrid, controló a 25 metros de su portería, y recorrió un total de 50 antes de asistir a Hugo Duro. Estuvo afortunado en un control que se le quedó largo, pero fue al cuerpo a cuerpo con Savic y se llevó ese balón. Esa acción acabó en gol. Ahí apareció en velocidad, en conducción y también en intensidad.

El gol ante los kazajos y sus minutos frente a los uzbekos tiene algo de liberador. Entrar en la sub-21 le ha sentado bien. Como visitar un balneario. Hasta este curso nunca había aparecido por la inferiores de la selección. Hasta hace dos años no tenía agente, hoy lo representa la gente de WassermanDe repente, ha irrumpido haciendo ruido. 

¿Quién es ese chico del tupé?

¿Quién es ese chico del tupé que encara y vuelve a encarar? Fran Pérez es hijo del mítico Francisco Joaquín Pérez 'Rufete', pero hasta que apareció el curso pasado en el primer equipo del murciélago, mucha gente lo ignoraba. 

El extremo valenciano, de 21 años recién cumplidos, lleva once temporadas en Paterna. Hasta allí lo llevo el técnico Ximo Trives en 2013. Entró en la plantilla del Alevín B y por decisión de su padre, no ha sido relacionado, hasta que ha sido inevitable, con el carismático 'Demonio de Benejúzar'. Esa discreción lo ha hecho más fuerte. Es un futbolista que no ha sido promocionado en la Academia por ser hijo de. Como le sucedió a Rufo, lo que ha conseguido se lo ha ganado por sí mismo. Ha tenido la oportunidad de ser él. Con las ventajas e inconvenientes.

Este verano estaba fuera de Mestalla. Iba a jugar con el Elche CF. Toda la documentación estaba cerrada a falta de la firma. En la ciudad de las palmeras lo esperaban frotándose las manos. Pero la falta de recursos en los costados ofensivos del primer equipo de Mestalla abortó su salida. Se quedaba en Paterna.

Su mentalidad se puso a prueba tras un verano en el ascensor del mercado. Ahora me voy, ahora me quedo. Pero el aspecto mental es uno de sus puntos fuertes. "Tiene mentalidad espartana y capacidad de resiliencia para superar situaciones de conflicto", cuentan los que lo conocen; unas virtudes que ya impulsaron a su padre por la misma senda en Mestalla hasta tocar el cielo en el mejor Valencia de la historia.

Los últimos cuatro meses han sido una prueba para adaptarse definitivamente a la élite después de su entrada durante la temporada pasada en el primer equipo blanquinegro. Rubén Baraja le pide a diario ida y vuelta, sacrificio y trabajo defensivo. Y Fran, un extremo ofensivo, se ha adaptado a su nuevo rol con la disciplina de un guerrero espartano.

Una vez ha asimilado el equilibrio entre sus habilidades ofensivas y el trabajo en defensa que demanda el Pipo, ahora tiene que empezar a mostrar su juego en Mestalla. El que ha enseñado con la sub-21, el que lo ha llevado, sin hacer ruido, hacia la élite. Un cóctel entre su talento para atacar y el gen fajador que lleva en la sangre. Percute por el mismo flanco, pero es un futbolista diferente. El padre era interior, el hijo es extremo. No es Rufete 2.0 es Fran Pérez de Esparta.

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