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OPINIÓN

El asiento de Vicent y el cambio reputacional

14/03/2019 - 

VALÈNCIA. La imprevisibilidad del rumbo. El United desterrado. El Sevilla de inicio fulgurante. El Betis patrimonio inmaterial de la humanidad por su juego. El Madrid anunciándose tripletes. Si algo está indicando esta temporada -cuál no- es que, sin caer en el relativismo, tenemos pocas certezas para intuir hacia dónde marcha una equipo. Escuchaba decir al entrenador asistente Albert Capellas que ganar un partido ya solo sirve para comprar tiempo. La adicción a la reacción instantánea lleva a poder pensar tan solo en semanas vistas y a hundir la gloria reciente.

En esta lista, añádase al Valencia de Marcelino, condenado a una temporada estéril y que, un puñado de semanas después, ha traído uno de los episodios más encendidos de los últimos años. La final de Copa, el momentum en torno al centenario, la recuperación -a remolque, de épica en épica- en Liga, hace posible que vivamos la experiencia idónea e inesperada para ensanchar la cultura de club.

El Valencia ha lanzado un vídeo sentimentaloide, bien potente, en el que Vicent, el aficionado leal que soñaba con ‘ver’ el Centenari desde la grada, pero que se fue antes de tiempo, quedará en Mestalla a través de su figura anclada a la butaca. Infalible. Por los Vicent que tuvo y tendrá la grada. Seguramente uno de los mejores reclamos del año. Es improbable que trascienda más allá de esta frontera -las murallas mediáticas son más infranqueables que nunca…-, pero servirá para todo lo demás: para contribuir a un cambio en marcha. Comienza a consolidarse un mensaje pedido a gritos. Se ha elegido bien un atributo con el que transmitir la esencia del club. Es Mestalla, es la gente.

Tres episodios contribuyen a la transformación reputacional. La remontada ante el Betis y la celebración en masa, no autorizada por Pablo Machín. El recibimiento ante el Betis, con más fuerza icónica que el propio partido. El tercer episodio, já, todavía no ha llegado, pero puede intuirse.

Insistamos, para los pielfinas. No se trata de inventarse otra milonga, sino de ser más competitivos transmitiendo el mensaje de club. Y, de paso, ganar energía para la autoestima. Con unos cuantos partidos en Europa League el Eintracht Frankfurt ha cosechado una reputación de club repleto de vitalidad, con una masa social vigorosa. Un rasgo que los hace más atractivos.

Está siendo un buen año para girar la crisis reputacional. No solo el Valencia parece un club más ordenado capaz de sostener a su entrenador en un momento ardiente, dándole la vuelta a la temporada. Además ha hecho de un territorio en crisis (la afición, los estereotipos en torno a su inclemencia, el cliché eterno del vete-ya) un valor a favor.

Definitivamente puede ser una temporada decisiva, como no pudimos intuir. Lo que te queda por ver, Vicent.

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