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/ OPINIÓN

En el fondo de la bahía

5/09/2023 - 

VALÈNCIA. Con cada final de verano a Meriton Holdings se le desmonta el tenderete y se le quedan las vergüenzas al aire. Bueno, lo de las vergüenzas es un decir porque ahí dentro están encantados de haberse conocido, piensan que son los mejores gestores del planeta fútbol y que los pocos disidentes que tienen (así lo creen) son cuatro locos que no saben de nada de esto.

Lo dije y lo repito le pese a quien le pese trabajar para Lim es trabajar en contra del Valencia CF. Justificar públicamente el estrangulamiento del propietario hacia el club es mirar únicamente por tu sueldo. Colaborar en la liquidación del Valencia CF a cambio de una nómina es absolutamente legal, tanto como denunciable. Hace ya mucho que expliqué que llegado un momento en la vida hay gente a la que le toca escoger entre dinero o dignidad. Muchos eligen lo primero y están en su absoluto derecho, pero luego no pueden pedir un trato basado en lo segundo cuando se les juzga.

Otro verano con un lema. Este año hemos ido del reset al local management con la misma facilidad que hemos ido de Puado, Larin, Braithwaite y Rafa Mir, a Roman Yaremchuk. Con la misma facilidad que otros años fuimos de Bakayoko, Demme y Politano a Castillejo y Samuel Lino, de Djené y Arambarri a Marcos André y Cömert o de Pezzella y Capoué a… nadie.

Los veranos de Meriton son una bahía en cuyo fondo duermen el sueño eterno, cual naufragios, los nombres que nunca pasaron de meras filtraciones para alimentar la mentira, y comprar y pagar favores. Expertos en la expectativa que nunca cuaja. Maestros del rumor para el refuerzo que jamás llega. Alquimistas en presentar un futuro mejor mientras van desmontando lo poco que queda del decorado que una vez fue escenario de grandes obras y que ahora a duras penas llama la atención de directores noveles que graban su primer corto. Especialistas en anunciar sol mientras te guindan el paraguas.

Para este asesinato del Valencia Lim cuenta con los cómplices oportunos. Sus asalariados del local management y los palmeros que un día subliman qué bien lo han hecho con el fair play financiero, otro te loan lo bien que se está trabajando en el mercado de verano, después te ponen el acento en lo mucho que le están insistiendo a Peter que debe fichar (a Peter no le contraviene ni Dios), y al final te cuentan que ellos quisieron pero que Peter patatas (lo que en el mejor de los casos demuestra que si el local management presionó al propietario para que fichara, pinta lo mismo que Mocedades en el Medusa).

La calle no puede desgraciadamente recuperar el club, pero puede empujar. La solución está en manos de actores (política y banca) que por el momento no se mueven un milímetro. Pero es que además Mestalla ha pasado de ser “Apocalipse Now” a un capítulo de los Teletubbies. Se me ocurren estadios, o ciudades (Nápoles, Bilbao, Sevilla, Dortmund) donde les aseguro que el día a día sería muy distinto.

Y cada pero, esconde a un cómplice del asesinato del club. Detrás de cada “Quiero que se vayan, pero…” hay un colaboracionista de manual. Porque al falso y estúpido planteamiento de “yo sólo hablo de fútbol” o “yo a Mestalla voy a pasar un buen rato y ya está” habrá que responderles con una pregunta: ¿Qué harás tú cuando ya no haya futbol del que hablar ni Mestalla al que ir? Porque gracias a todo ese cúmulo de circunstancias lo siguiente que irá a parar al fondo de la bahía será el escudo y el club junto con sus 103 años de historia detrás.


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