VALÈNCIA. Javi Calleja no ha vivido un partido tranquilo desde que llegó al Levante hace un cinco semanas. El técnico granota ha logrado, con todas las de la ley, cambiar la dinámica de un equipo que, a pesar del empate de este domingo en el último suspiro ante Las Palmas, clasifica a solo tres puntos del ascenso directo y a cuatro del liderato. Cuando Felipe Miñambres cogió el equipo de manera interina, el cuadro de Orriols deambulaba a siete puntos de la segunda plaza y hoy, con las dos victorias con el director deportivo al mano y tras el aterrizaje de Calleja, todavía no ha perdido. Y ya van siete encuentros seguidos sin hacerlo. Es lo positivo del Levante actual, además de unas sensaciones diametralmente opuestas a las que mostraba el elenco de Mehdi Nafti.
Sin embargo, mientras Calleja imprime poco a poco su estilo en una plantilla preparada para asimilarlo con velocidad, a su Levante le cuesta cerrar los partidos. Es el mal endémico que se extrae de sus planes. El madrileño todavía no ha vivido un partido sosegado desde el banco blaugrana. Inició con un contratiempo evidente en Ibiza que reconstruyó con celeridad, entrando con muy buen pie en el club. Levantó el choque de Can Misses y, con esa inercia, ganó ante el Sporting en un partido con varias similitudes respecto al de ayer: se puso por delante tras un primer tiempo de sensaciones encontradas, aceleró en el segundo y padeció para finalizar. Es esa, precisamente, la principal diferencia. Que los asturianos no llegaron a vacunar, como sí lo hicieron los canarios.
Futbolísticamente, el conjunto de García Pimienta argumentó diferencias respecto al Sporting. Con Marc Cardona, Marvin Park, Alberto Moleiro como referentes, acabaron por desarbolar al Levante. De no ser por Cárdenas, el gol del empate hubiese subido antes al marcador, aunque el arquero de Terrassa pudo hacer algo más, al igual que Róber Pier, en el tanto que congeló al Ciutat. Además, más allá de la Copa, el empate a nada en Granada y la victoria por aplastamiento pero no sin conceder en el Carlos Belmonte, invita al levantinismo a preocuparse por la falta de oficio de los suyos a la hora de ponerle el lazo a los encuentros antes de tiempo. Son los deberes pendientes del Levante... en el campo. En los despachos, se abre el telón de las cuentas.