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VALÈNCIA. El mexicano Sergio Pérez (Racing Point), que desconoce cuál será su futuro deportivo, se reivindicó al ganar de forma brillante este domingo el Gran Premio de Sakhir, penúltimo del Mundial de F1. De nuevo en Baréin, donde logró su primer triunfo en la categoría reina. El primero para su país en 50 años: desde que Pedro Rodríguez ganara el Gran Premio de Bélgica de 1970.
'Checo', nacido hace 30 años en Guadalajara (Jalisco), siguió demostrando su enorme talento en el tramo final de un curso lleno de contrasentidos. Que podría ser, incluso, su último en F1. Firmó el décimo podio en la división de honor del motor. Y lo hizo a lo grande: remontando desde la última plaza, la que ocupaba tras la primera vuelta, hasta subirse a lo más alto del cajón. Desde donde escuchó el himno mexicano. Que sonó en su honor en el desierto bareiní. Donde el español Carlos Sainz (McLaren) acabó cuarto.
Pérez ganó con maestría una carrera alocada, por delante del francés Esteban Ocon (Renault) -el que fuera su compañero hace tres años cuando Racing Point se denominaba Force India-, que este domingo celebró su primer podio en la Fórmula Uno.
Ocon, que compartirá garajes el año próximo con el doble campeón mundial español Fernando Alonso, que regresa a la F1 con el equipo con el que festejó sus dos títulos (2005 y 2006) se clasificó entre 'Checo' y su actual compañero, el canadiense Lance Stroll, que concluyó tercero.
Después de superar todo tipo de vicisitudes, entre ellas las dos carreras que se perdió en Silverstone (Inglaterra) a causa de su positivo en covid-19; y el anuncio de que en 2021 su asiento en el equipo -que pasará a denominarse Aston Martin- lo ocupará el alemán Sebastian Vettel, duodécimo este domingo con un Ferrari, Sergio dio un golpe en la mesa.
La aporreó, más bien. Después de acabar segundo en Turquía hace tres semanas, el pasado domingo se le escapó de nuevo un podio que tenía a mano cuando, rodando tercero, a falta de tres vueltas, se rompió el motor de su Racing Point: equipo del que es dueño el padre de Stroll, que decidió que su hijo fuese colega en 2021 del cuádruple campeón mundial germano (2010-13, con Red Bull), en horas bajas este año, en el que es decimotercero en el certamen.
El bravo piloto tapatío brilló en la noche arábiga y firmó un triunfo histórico sólo seis días después de anunciar en rueda de prensa telemática que o ficha por Red Bull o el año próximo se tomará un año sabático.
Algo a todas luces incomprensible, al tratarse del cuarto clasificado en el Mundial. Por detrás de los poderosos Mercedes y del holandés Max Verstappen. Con 125 puntos: Trece más que el australiano Daniel Ricciardo (Renault), quinto este domingo.
No estuvieron en Sakhir los dos protagonistas de la primera de las pruebas de Baréin: el inglés Lewis Hamilton, que había vuelto a ganar; y el francés Romain Grosjean, que había vuelto a nacer.
Grosjean (Haas), protagonista de un escalofriante accidente en el que salvó la vida milagrosamente tras permanecer 27 segundos en un cockpit envuelto en llamas, anunció por la mañana que vuelve a Suiza para seguir curándose de sus quemaduras, renunciando a disputar, como era su intención inicial, el último Gran Premio del año, en Abu Dabi. Donde lo volverá a sustituir el brasileño Pietro Fittipaldi -nieto del mítico Emerson, doble campeón mundial de F1 (1972 y 74)-, decimoséptimo este domingo.
Con el séptimo título asegurado matemáticamente en Turquía, Hamilton elevó hace una semana a 98 y a 95 sus propias plusmarcas históricas de 'poles' y victorias en F1. Pero horas después se anunció que había dado positivo en covid-19 y que a su Mercedes se subiría su compatriota George Russell. De 22 años y desde la pasada temporada piloto de Williams.
Russell brilló el viernes, dominando los ensayos libres; y estuvo a punto de deslumbrar el sábado, al quedarse a 26 milésimas de la 'pole' de Bottas. En una calificación muy apretada que Verstappen acabó tercero, a cinco centésimas.
'Mad Max', con neumático blando, se presentaba como amenaza para los Mercedes, que arrancaban con el medio. Pero la joven estrella neerlandesa colisionó en las primeras curvas con el monegasco Charles Leclerc (Ferrari), que se había pasado de frenada, en un incidente en el que también se vio involucrado 'Checo' -con medios, asimismo-, que no quedó fuera de carrera.
En río revuelto pescó Sainz, que rozó de nuevo el podio y que a las primeras de cambio, antes de la entrada del primer coche de seguridad, había ascendido del octavo en parrilla al tercer puesto, por detrás de los dos Mercedes: con Russell, que había sobrepasado a Bottas en la salida, en cabeza. Antes de que, bastantes vueltas más tarde las 'flechas plateadas' sufrieran un auténtico descalabro que dejó a Bottas octavo y a Russell, noveno.
Sainz, también con blandos, atacaba a Bottas, que salvaba las acometidas del madrileño, cuyo compañero inglés Lando Norris -décimo al final-, decimoquinto en parrilla, ya era noveno. Con 'Checo', -quinto en parrilla, pero que al parar tras el accidente bajó a la última posición- rodando undécimo. Tras repetir medios (nuevos).
A partir de ahí comenzó el festival del mexicano, al que se hubiera podido unir Sainz, perjudicado al final por la suerte que sí se puso del lado de Ocon y Stroll. En la trigésima de las 87 vueltas 'Checo', que ya le había puesto mucho antes la cara colorada al tailandés Alexander Albon (Red Bull) era quinto; y cuando en la 43 paró Stroll, el mexicano rodaba en puestos de podio: por detrás de los Mercedes y cuando se atisbaba el milagro de ver ganar a Russell, por delante de Bottas.
En la 55, a causa de la avería del canadiense Nicholas Latifi (Williams) se decretó coche de seguridad virtual. Que fue muy corto y perjudicó tanto a Sainz como a Ricciardo, que habían entrado en boxes. Y que regresaron a pista séptimo y octavo, respectivamente.
Y en la 62, al accidentarse el inglés Jack Aitken, sustituto de Russell, el 'safety car' virtual se transformó en coche de seguridad 'real', ya que el Williams había perdido un alerón. Los Mercedes pararon prácticamente al mismo tiempo y escenificaron una nada habitual pifia en la escudería que ha dominado con puño de hierro y flecha de plata los últimos siete años de la Fórmula Uno.
La parada de Bottas fue malísima -uno de los neumáticos que le colocaron en vez de medio, era duro; por lo que tuvieron que rectificar-. Pero a Russell lo llamaron de nuevo a boxes, por haberle "mezclado ruedas", que reordenaron en una subsiguiente parada. De tal forma, 'Checo' se encontró de cara con la gran oportunidad de su vida: era líder, rodando por detrás del 'safety' a falta de veinte vueltas para el final. Por delante de sus compañeros de podio. Con Bottas cuarto, Russell quinto y Sainz sexto.
Russell se lanzó a cuchillo y en tres vueltas ya era segundo, tras adelantar en pista al finés, a Stroll y a Ocon. A falta de diez, Sainz adelantaba a un Bottas que comenzaba a hundirse.
'Checo' sólo tenía que aguantar a Russell. Pero el inglés, que soñaba con la gloria, pinchó a falta de nueve giros, entró de nuevo a garajes y acabó la carrera noveno -amenazado con descalificación, por el incidente de los neumáticos-, por detrás de Valtteri.
A Pérez el deporte le devolvió este domingo parte de lo que le había quitado otras muchas veces y el mexicano, lloroso en lo alto del podio, ya no dejó escapar un triunfo histórico. Sainz achuchó todo lo que pudo a Stroll, pero fue el canadiense el que se subió al cajón. En una carrera que el cuestionado Albon acabó sexto: puede que a 'Checo' aún le suene el teléfono antes de que se cierre el campeonato. El próximo fin de semana, en Abu Dabi.